El modelo republicano centralista ha fracasado. Revertir sus resultados sin corregir la ruta es una quimera. Las políticas públicas tienen ventajas y desventajas, no existe un sistema óptimo, pero el país necesita liberar su economía como condición sine qua non para superar la crisis.
Productividad. El arancel de importación debe ser mínimo y universal. Ciertamente el país tendería en un comienzo a volcarse hacia la importación de productos. El Gobierno tendría que ofrecer créditos para que los industriales apuntalen sus empresas, volverlas más productivas y poder competir con el producto importado. Los precios al consumidor caerían, los bienes y servicios tendrían mayor demanda, y podría inclusive incentivarse el ahorro nacional.
Empleo. La eliminación del salario mínimo ayudaría a las empresas a masivamente contratar distintos niveles de mano de obra, mejorando sustancialmente el empleo formal, reduciendo significativamente la informalidad y aumentando la masa tributaria.
Recaudación tributaria. El contrabando se eliminaría por completo y habría un mejor control de los tributos al fisco al enfocárselos hacia los puntos de venta. La caída generalizada de los precios y una reducción del IVA producirían una superior formalidad, un mayor consumo, y el aumento de la recaudación tributaria.
Una nueva Carta Magna sería el marco referencial de un dinámico sistema federal con máxima competitividad y seguridad jurídica, mayor inversión extranjera directa y el ingreso de la banca internacional al país. ¡Sí se puede!
Excelente!
Una pregunta Gonzalo: Con la eliminación del salario mínimo, una empresa podría contratar personal a tiempo completo con su salario inferior al salario mínimo actual? Esto no perjudicaría a los empleados que trabajan las 8 horas diárias? Se puede contratar personal para trabajar un menor número de horas diárias por un sueldo inferior al mínimo.