21 noviembre, 2024

Ecuador, estado federal

El Ecuador como estado independiente pronto cumplirá 200 años, en los que gobiernos democráticos o dictaduras lo han dirigido con constituciones reformadas parcialmente o en su integridad, según las corrientes políticas o los intereses, en algunos casos, de quienes siempre han antepuesto sus mezquindades que a la patria. Esto ha impedido, no obstante que es un país privilegiado en recursos naturales, la superación cultural del ser humano y su crecimiento económico.

Ante esta verdad y en la esperanza de que nuestras generaciones futuras tengan un nuevo país, es necesario pensar en la refundación de la república, como hubo de hacer la Alemania de la posguerra que con Konrad Adenauer y una nueva y relevante Constitución fue alma creadora para de las ruinas humeantes constituirse en lo que es hoy, grande y próspera.

Nuestra división política-administrativa no ha contribuido a su desarrollo. Ella ha dado lugar al centralismo político y clientelar, el inmenso número de cantones con recursos y administraciones deficientes se convierten en mendicantes del gobierno central, salvo reconocidas excepciones, y no les es posible cumplir con sus competencias, agravada por el dogal de la Cuenta Única del Tesoro Nacional de la que a cuenta gotas le devuelven los recursos que legítimamente corresponden a los gobiernos provinciales y cantonales.

Revisemos nuestro pequeño país y su división geográfica-administrativa: territorio 256.370 Km2, población 14,883.499, provincias 24, cantones 223, parroquias urbanas y rurales 1.154. La referida división territorial, seamos conscientes, ha sido freno para nuestra prosperidad. Es mandatario estructurar otra que haga posible la superación de las diversas regiones y del ser humano como finalidad superior.

Así, podríamos pensar en la unificación de provincias, privilegiando la identidad regional con aquellos elementos que cultural e históricamente identifican a sus habitantes, de modo que estos nuevos entes bien podrían llamarse federaciones o estados, que indudablemente tendrían una administración política distinta. El Ecuador sería entonces un estado federal, dando la partida de defunción al centralismo negativo y opresor.

Bien por el futuro Ecuador, que podría ser dividido en cuatro o cinco federaciones o estados, fusionados horizontalmente en el número de apropiado de provincias, de modo que a cada uno le correspondan territorios en costa, sierra y oriente. Ej.: Federación o Estado Norte: Esmeraldas, Carchi, Imbabura, Sucumbíos.

En esta optimista visión de la república cabría que cada una de las federaciones o estados tenga su propia administración política, determinada previamente por una única e inteligente ley, siguiendo el sistema federal que en otros países es sinónimo de desarrollo, cooperación y autonomía.

Entonces, atendiendo a principios o normas federales tendríamos una reducción significativa del número de autoridades y un manejo directo de sus recursos. Cada federación contaría con una gobernación y un congreso, la primera responsable de la administración y el otro de la legislatura y fiscalización. La provincia como tal, un prefecto y un consejero por cada una de las provincias que constituyan la federación. Los cantones existentes con un Alcalde y máximo cinco concejales; y, las parroquias urbanas y rurales con un delegado ante el respectivo cantón. Para maximizar la administración y los recursos económicos los cantones también deberían constituirse en mancomunidades, atendiendo su vecindad e identificación de sus habitantes. Todas las autoridades tendrían un suplente y serían elegidos por voto popular, cumpliendo previamente con exigentes requisitos de: edad, conocimientos, honorabilidad, idoneidad y probidad.

Indudablemente el Ecuador como estado unitario tendría su presidente, congreso nacional y corte suprema, además de las instituciones que a nivel nacional se requieran legalmente. El congreso bien podría ser a futuro bicameral, pero en un reducido número constituido por talentosos ciudadanos, destacados a nivel nacional por sus conocimientos en las distintas ramas del saber y sobretodo identificados por sus principios morales, éticos y de probidad.

Obviamente, corresponde relievar varios asuntos fundamentales: El estado ecuatoriano como tal tendría recursos que a nivel nacional se recaudarían para la atención de aquellas actividades que correspondan a este superior nivel como: defensa nacional, seguridad interna, relaciones internacionales y otras de igual carácter. Las federaciones tendrían autoridad total en la recaudación y disposición de los recursos que legítimamente se establezcan. El número de autoridades provinciales y cantonales que actualmente llegan a 5.668 sin contar los suplentes, se reduciría a un veinte por ciento (20%). La obesa y parasitaria burocracia concentrada en Quito desaparecería, sería liquidada, pues la administración de la cosa pública estaría en reducido y eficiente número en cada una de las federaciones o estados, lo cual sería de inmenso e innegable beneficio para el ciudadano-contribuyente, pues la atención y solución a sus problemas y necesidades serían en la proximidad de su entorno, ya no tendría necesidad de que un vecino del confín de Loja o Zamora Chinchipe deba viajar hasta Quito por un documento o certificación.

Cuanto crecería el Ecuador como república federal?

 

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Como ocurre cada cierto tiempo, un terrorismo sicológico ataca a la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Generalmente viene de personas envidiosas o de quienes realmente no entienden lo que es trabajar en equipo, de buena fe, desinteresadamente y pensando sólo en el bien común. O simplemente no entienden el concepto de la Junta.

No creo conveniente hablar de su historia ni del enorme trabajo desinteresado que hace para ayudar a las personas necesitadas de muchas ciudades y provincias, porque de eso ya se ha hablado hasta la saciedad.

1 comentario

  1. La idea de una República Federal es fascinante desde cualquier punto de vista teórico, soy estudiante de Economía y Finanzas y creo saber lo que necesitamos como país para poder progresar, en base a mis estudios y mi experiencia vivida como un joven ciudadano, la idea de descentralización sin duda alguna generaría muchos beneficios así como detractores, puesto que en el caso de materia tributaria (de donde provienen los ingresos corrientes del Estado) las grandes capitales se verían profundamente impactadas puesto que ante un estado Federal, las grandes mineras y petroleras se verían forzadas a declarar impuestos en los territorios de donde extraen sus recursos y la hegemonía de Quito, Guayaquil y Cuenca se vería afectada y serian estos (como a lo largo de la historia), quienes se opondrían a tal magnífica idea de descentralizar recursos, políticas y poder, el Oriente ecuatoriano ha sido el motor de la economía nacional desde la explotación de su primer pozo petrolero, sin embargo, hoy por hoy, es la región más retrasada en materia vial, educativa, salud pública y laboral, las grandes empresas, corporaciones, los grandes monumentos y obras públicas, se han construido gracias a los recursos obtenidos de la explotación indiscriminada de la amazonía y para ella no han quedado más que las sobras del pastel, es por esto que necesitamos un verdadero proceso de descentralización, antes que las mismas ciudades hegemónicas se consuman los recursos que vendrán producto de la explotación minera a gran escala.

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