Finalizamos estos capítulos sobre el “Guayaquil del Futuro”, con una reflexión y creo yo, con una necesidad y obligación moral de hacerlo.
Esta reflexión-obligación, está exclusivamente en manos del gobierno, a través de su M.M. de Economía. Quizas se requiere una “declaratoria de emergencia” previa, para lograrlo, que permita solucionar los graves problemas de las áreas suburbanas de la ciudad de Guayaquil.
El Municipio de Guayaquil, no cuenta con los recursos económicos para lograr mejorar la situación de vida de cerca de 2 millones de habitantes que viven en condiciones inapropiados de viviendas y de servicios básicos: Agua Potable, relleno, y/o pavimentación de calles, pago de expropiaciones, veredas y bordillos, etc, para mejorar urbanísticamente su situación poblacional, donde además, el crimen y la inseguridad campeán.
Empezar, por lo menos, con nombrar una Comisión de Ingenieros Urbanistas, que estudien acertadas soluciones, sin calculos politicos, de manera silenciosa y técnica y sin alentar -a quienes habitan en tales lugares-, expectativas ciudadanas a corto plazo, que, dentro del compás de espera, si no llegan a convertirse en realidad, provocarían la protesta y sobre todo el desconsuelo.
Si la ciudad de Quito, lo requiere, igualmente debe incluirsela en este “presupuesto especial”, con iguales justificaciones y con igual iniciativa de su nuevo Alcalde, sobre todo en las laderas del Pichincha y otros lugares aledaños, donde se asentaron desordenadamente años atrás, sin servicios básicos.
Para ello, el “Campo”, costero y serrano, deberá ser atendido de igual forma, para que no crezca la migración hacia estas ciudades, que ya no dan mas, ni tienen espacios territoriales, ni recursos para atenderlos, en mejores términos, socialmente hablando.
De los $6.000 millones de dólares (USA), del préstamo del FMI, debería destruirse algunos millones, para atender zonas suburbanas, en éstas y si alcanza en TODAS, las ciudades del Ecuador, donde tengan estos graves problemas de asentamientos humanos desproporcionados.
La solución no es solo, vivienda, es también, educación, salud e infraestructura vial.
El Presidente de la República, el Lcdo. Lenin Moreno, pasará a la historia si toma una decisión como la acotada en líneas anteriores.
“Hacerlo o no hacerlo, esa es la pregunta”, la “pregunta del millon”, como se estila decir, en el lenguaje político.
Por supuesto, sin dejar de pensar, en el empleo, para disminuir el desempleo, base fundamental de la delincuencia como alternativa inmediata. Gracias a Dios, nuestros habitantes, son buenos de alma y generosos y prefieren permanecer en la pobreza, que en las cárceles y por supuesto ejecutar algún emprendimiento o comercialización.
Solamente, quienes están “ciegos” del entendimiento, se oponen a aceptar variables, en el campo laboral, como las propuestas por las Cámaras de la Producción, so pretexto de defender “derechos”, que nadie ha negado a los trabajadores, y que tuvieron su cuarto de hora y su rigidez, en épocas donde la economía nacional y privada lo podía asumir.
Hoy no, después del daño, realizado al país y a los ecuatorianos, durante la “década ganada”.