22 noviembre, 2024

Dejar de fumar o daño mortal

“Sin querer queriendo”, dijo el “Chavo”, escuche por radio, una entrevista al Dr. Moisés Cajías, entre otros cosas, como profesional de la mediana, un experto en “dejar de fumar”, para quienes,- me incluyo-.

Por los años de fumadores, pasamos de la etapa del “hábito”, a la etapa de la adicción a la nicotina.

Según la cantidad de cigarrillos fumados al día y el organismo del fumador, el Dr. Cajías, explicaba que podrían haber 2 tipos de daño al cuerpo.

La primera y más común es el daño a las fosas nasales, la garganta, la laringe, la faringe, el esofago y por supuesto a los pulmones. La otra opción es que incluso, podría dañar el estómago, el hígado y otros órganos vitales del cuerpo humano.

¿Que hacer sobre esta realidad mundial, que mata a 7000 personas al día? El Dr. Cajías, indicaba que esta es una tarea de “TODOS”: De los padres, de los maestros, de los doctores, de los psicólogos y del propio niño, joven o adulto.

Nos indicaba el Dr. Cajías, que la tendencia actual, es que el niño empiece a fumar a los 8 años de edad, con el peligro que caiga en el consumo de drogas -marihuana, H y posteriormente cocaína.

Nos informaba que el humo del cigarrillo, llega en 5 segundos al cerebro y el efecto de la cocaína, llega al cerebro en 8 segundos.

Consideraba, que el cigarrillo, por tales razones,era más nosivo para el cerebro y que era más difícil dejar el hábito o la adicción, del fumador que el del consumidor  de sustancias estupefacientes.

Le preguntaba la entrevistadora, ¿qué hacer para combatir este hábito mortal? Indicó, que la labor, empieza en los barrios y en los hogares, con participación de los padres y de los niños, sean o no fumadores, para instruirlos de los daños que fumar causa al organismo, para que tomen conciencia de este daño físico que le causarán al organismo.

A los 7 años, un primo mayor 7 años, prendió un cigarrillo y por curiosidad, le pedí un “pitada”, me pareció malísimo y medio me fuí atorando. Mis hermanos mayores, si iban a la terraza y fumaban, uno que otro. Tan pronto llegaba mi madre del trabajo, los denunciaba.

Odiaba literalmente el cigarrillo. En el Colegio un compañero de más edad, me pregunto si sabia fumar, le dije que No. Me dijo, “que no eres hombre”, le dije, sí, entonces aprende a fumar y me enseñó.

Pasaron los años en el colegio, y teníamos que caminar medio Km. para tomar el bus más cercano pasa trasladamos a la ciudad. En la estación, -en el antiguo BIN-BAN-BUN, justo el cigarrillo estaba ahi, le compre un cigarrillo, me lo fume en el bus  -golpie- y por supuesto me marie, hasta el lugar donde tocaba bajarme, en Chimborazo y Cuenca, a dos cuadras de mi casa.

Lamentablemente la publicidad televisiva, sobre las distintas marcas de cigarrillos, la facilidad para adquirirlo por unidad- casi en cada esquina- y la tendencia -moda- de fumar y exhibir un buen encendedor, que también lo hacíamos en el cine, donde también era permitido fumar, y el hecho de sentirnos “más hombres”, por fumar. En un viaje de Intercambio estudiantil a U.S.A. los cigarrillos se vendían por cajetillas en las maquinitas, de fácil acceso.

Adquirí nuevamente el hábito de fumar.

Sin embargo en dos ocasiones en mi vida, he dejado de fumar, por propia voluntad. Tome la decisión, vote el cigarrillo y deje de fumar por algunos meses, de manera tal, que el cigarrillo me fastidiaba al olerlo y me aljaba de quien lo estaba haciendo. Pase todas las pruebas: -reuniones con amigos fumadores, bailes, matrimonios, talleres y cursos de actualización y nada. No me provocaba fumar.

Algún momento en Quito, de regreso a Guayaquil, después de un Congreso de Banqueros, del cual era parte de la organización, -evento de mucho estrés-, durante el cual no fume.

Una vez terminado el evento, subí a mi habitación en el Hotel en el que me había hospedado, al día siguiente, le indique al maletero mientras esperaba el taxi, para irme al aeropuerto, si me podria conseguir un cigarrillo,  lo hizo y me lo fume durante la espera, como “premio” a abstención de fumar, convencido que había superado este hábito.

No fue así, poco a poco volví a fumar, hasta volver a comprar la “cajetilla”, era de 20 unidades y creo de un Costo de $5.00 (sucres). Años después, salió la cajetilla de 10 unidades, me quede con este consumo de 10 cigarrillos al dia.

Hoy he logrado rebajar a 5 al dia, bajando también el número de tazas de café, con la que me acompañó.

La decisión de dejar de fumar, está tomada, pues el daño más próximo también es el “Enfisema Pulmonar”. He tenido amigos, mayores y contemporáneos, que  murieron de esta enfermedad y no quiero ser el próximo.

Quiero disfrutar un tiempo mas de mis nietas/os, de mi cónyuge y de mi tiempo, que en mi caso es el mayor tesoro que tengo.

Hoy mismo, al escribir este escrito, serán mis “compañeros silenciosos”, los últimos en acompañarme.

La decisión está tomada. Gracias Dr. Cajias.

PD. Hoy es el “día mundial de un dia sin fumar”.

Mi amigo, (fumador) que ahora fuma cigarro, me hizo un estudlo del dinero que he gastado en 55 años de fumar, 1 cajetilla diaria, al valor de $5,oo la cajetilla a valor presente, representan entre $100.000 a $120.000 dólares. El valor de una villa de las que yo vendo, me dijo. Se lo agradecí.

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Nancy

Nació en una hacienda cercana al cantón Chone. Manaba machetera quien a los cinco años un veintitrés de marzo perdió al ser que mas la quería, su abuela María. A los nueve su mamá, mi abuela, quien no podía domar a este ser indomable la envió interna a Quito, al prestigioso colegio de Los Sagrados Corazones de Rumipamba. Un año entero su madre, mi abuela, no la vio. Quien se encargaba de llenar el arca del afecto filial era mi abuelo. Él fue por mucho tiempo madre y padre a la vez de esa niña rebelde, cuya mirada veo hoy, día tras día, reflejada en los ojos de la menor de mis hijas.

Una profunda mirada, siempre llena de incógnitas, invadida de amor.

2 comentarios

  1. Leído en un calendario de pared:
    «Ud. elije su forma de morir. Yo elijo mi forma de vivir. Gracias por no fumar en este sitio»

  2. Lo felicito por su decisión de no fumar más!
    No es fácil dejar un hábito de tantos años, así mismo el tomar mucho café.
    Tenga fé que dejará el cigarrillo y una vez más agradezca a Dios que sigue bien. Abrazos

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