El diálogo en procura de una reforma laboral es otra farsa gubernamental, pero del tamaño de los múltiples enunciados de grandes montos de inversión extranjera directa (IED). Los US$1.4 millardos de IED en 2018, todo un record según el Gobierno, representan apenas el 0.13% de la inversión que el país necesita para darle empleo a 5.5 millones de desempleados. Moreno se apresta a subir impuestos como parte del acuerdo con el Fondo Monetario y los ciudadanos restringirán aún más sus consumos provocando un mayor estancamiento en el crecimiento económico, requisito indispensable en la creación de empleos.
La falta de cumplimiento de Moreno en la formación de una verdadera comisión anticorrupción de Naciones Unidas no es casualidad. Su participación, activa y pasiva, durante estos 12 años de masivos ataques al erario nacional no admite justificación alguna. Autorizar el cruce de cuentas o el descuento del monto de los impuestos o aportes al IESS contra las facturas pendientes de pago del Estado es otro descarado atraco al país. Técnicamente es contraproducente y ningún funcionario de los que presumen representar a la empresa privada o el pensamiento económico ortodoxo ha sido capaz de cuando menos enunciar su disconformidad con la medida, no se diga renunciar al Gobierno.
El país desconcertadamente navega en un extenso mar de propios errores, sin direccionamiento alguno, ahogado en corrupción, con infraestructura sobredimensionada y mal construida, y lo que es peor, sometido a la incapacidad de Moreno para gobernar.