21 noviembre, 2024

La corrupción parte desde la burocracia

La vigilancia a los procesos y la transparencia de la función pública garantiza su buen funcionamiento. Nadie daña su buen nombre y apellido si sabe que está siendo supervisado por la ciudadanía que tiene la información a su alcance. “En arca abierta, el justo peca” es un refrán que aplica perfectamente en la función pública.  En las empresas públicas existe la sensación de que todo es de todos y nada es de nadie; es decir, los recursos no están prolijamente cuidados porque no hay presión por resultados inmediatos como habría en el sector privado. La función pública se rige por el presupuesto y no por los resultados económicos que cuidadosamente vigila el empresario, so pena de desaparecer.  Los ministerios proveen decretos que regulan la ley. Si la ley está diseñada para controlar la actividad del sector privado, mayor es el presupuesto burocrático necesario para hacer cumplir la ley. Con esa lógica, al crecer el sector privado, mayor cantidad de burocracia es utilizada para controlar lo que la ley exige, al no ser flexible la contratación pública. El decrecimiento del sector privado no necesariamente reduce en la misma proporción la contratación pública. Con el tiempo, se crea un exceso de burocracia inoperante que recibe el sueldo mensualmente sin hacer nada y no se lo gana como lo hacen los trabajadores en la empresa privada.

Desde que se crearon los controles públicos a la actividad económica privada existe la posibilidad de que haya corrupción.  La corrupción es tan antigua como la civilización egipcia donde un funcionario del Faraón Ramsés IX se había aliado con una banda de profanadores de tumbas, siendo de conocimiento público las grandes riquezas con las que se enterraban a los faraones, de igual manera, se encontraron rastros de corrupción en la civilizaciones griegas y romanas. En el siglo XIX la corrupción no estaba totalmente definida ya que el servicio público se mezclaba con la actividad privada del servidor, existiendo nepotismo por el hecho de que el servicio público era atribuido a una familia, parecido a la actividad de los publicanos mencionados en la Biblia.

Con la definición de nuevas leyes se va dando la separación del servicio público del sector privado. Hágase cuenta de que antes del siglo XIX, el servicio público estaba concesionado a una familia que lucraba por la prestación de dicho servicio. En la era actual, la concesión de un servicio público se puede otorgar de igual manera al sector privado que equivaldría a lo que en esa época se consideraba como la familia dueña de proveer el servicio público asignado por la monarquía o dictador de turno, con la gran diferencia que una concesión en la actualidad conlleva un concurso de merecimientos, rendimiento de cuentas y pago al estado. Si estos tres requisitos no se cumplen hemos retrocedido a épocas de la colonia donde la monarquía al conceder a dedo un servicio público a los defensores feudales (nobleza) forman una clase dirigente de privilegiados.

Cualquier alianza pública privada que no registra concurso de merecimiento es parte de un hecho de corrupción. Me explico, la concesión de un servicio público como carreteros, centrales de generación, puestos marítimos, aeropuertos, centros de salud, etc. sin concurso de ofertas, deja dudas sobre la trasparencia y veracidad sobre el justo precio de lo entregado. Igualmente, la propuesta de inversión sobre un servicio público debe ser otorgado bajo concurso abierto en una licitación internacional. La corrupción dificulta la atracción de capitales a los países.

En el Ecuador se dieron fallas institucionales y conflicto de intereses, donde el gobierno arremetió contra la empresa privada con intervenciones impositivas o interfiere en actividades que tradicionalmente han estado manejadas por la empresa privada o en su efecto pueden ser operadas por el sector privado.  Cualquiera que haya sido el motivo de la intervención del estado sobre incautaciones de empresas privadas dedicadas a la comunicación, distribución de energía, colegios, clínicas, etc., crea un mal precedente si estas empresas intervenidas, en el corto plazo, no retornan al sector privado. Una intromisión del Estado en la actividad empresarial es un mal mensaje para los inversionistas nacionales y extranjeros.

Muy importante es combatir la corrupción para que nuestro país no sea objeto de discriminación por parte de los inversionistas extranjeros que acuden a las estadísticas y reportes de diferentes lugares antes de movilizar un solo centavo a tierras foráneas. La organización no gubernamental Transparencia Internacional realiza un índice de percepción de la corrupción a todos los países, con la finalidad de que la información llegue a los ciudadanos del mundo y exista una reacción en contra de los gobiernos corruptos. Transparencia Internacional labora un Índice Percepción de Corrupción (CPI). Para Transparencia Internacional los países menos corruptos del mundo son Dinamarca y

Nueva Zelandia situándose en las primeras posiciones del Índice con 88 y 87 puntos, respectivamente.  Los menos puntuados se encuentran Somalia (con 10), Sudán del Sur (13) y Siria (13). La media es de 43 puntos.  Ecuador está entre los países más corruptos, 34 puntos sobre 100; lo que significa estar en el ranking 114 de 180 países.  Tenemos mucho que recorrer para lograr inversión extranjera directa. El problema no es sencillo.

La corrupción se torna difícil de solucionar y combatir cuando la ética y moral del pueblo está por los suelos. El sueño de todo ecuatoriano de tener casa propia y bienestar se desvanece, cuando se acaban las oportunidades que te concede el esfuerzo en el trabajo y la determinación en cumplir las metas planteadas, a consecuencia de que los recursos del estado fueron dilapidados, dineros que nos los quitaron vía recaudaciones de impuestos. Montos recaudados que sirvieron para amasar fortuna a favor del burócrata de turno. En ese caso, el pueblo percibe la comodidad de ser funcionario público, con horario de ocho horas, de lunes a viernes, sin necesidad de sobre tiempo porque el sueldo cubre las necesidades y la corrupción apremia, porque los escándalos de corrupción se desvanecen con el tiempo y nadie cae preso o se recupera lo robado.

 

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1 comentario

  1. No estoy de acuerdo. La corrupción nace desde la familia. Desde Aquellas familias donde se adoctrina a los hijos sin respetarles como seres humanos, donde se les obliga a mentir y a engañar para no caer en el castigo o reproche por no seguir los lineamientos ortodoxos e inflexibles dictados por sus padres, quienes sin ningún miramiento, ni posibilidad de entrar en un razonamiento sano y constructivo, con los que sus hijos enriquezcan y fortalezcan su identidad y capacidad de discernir ese es el problema . Se educa para obligar a subyugarse, a cumplir órdenes aunque no se esté de acuerdo con ellas o incluso no se entiendan, eso es crear la ruptura generacional, es romper la posibilidad de diálogo y comprensión, eso es castrar mentalmente al otro, anularlo y corromperlo.

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