Hace rato Quito “dejó de ser Franciscana y la Carita de Dios”. La contaminación política la convirtió en una urbe no amigable, con basura y tráfico bestial, descuidada, bulliciosa, insegura, etc. Lo mismo que, “por la incultura y quemeimportismo de sus habitantes”. Y se ha convertido en la ciudad negra con árboles, casas, paradas, calles, parterres y ciudadanos con pulmones negros.
Y la afectación a las amígdalas, los ojos, los oídos y el stress de los quiteños. El transporte público, de colegios, de instituciones municipales y del Estado sin control de la Corpaire. Llegamos al sin salida, si todo sube y políticamente, los pasajes fueron represados bajo la compensación en dinero y otros servicios a los transportistas, “que es pagado por todos los quiteños vía impuestos y subida de otros servicios”. Van a decir que, “si hay control por parte de la Corpaire”; pero todos vemos y respiramos su envenenamiento diario en las calles y avenidas.
El supuesto “pasaje-barato” tiene un costo altísimo en nuestra salud y la urbe. La ciudad más limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia y contamina. En el mundo mueren 7 millones de personas al año con enfermedades relacionadas a la polución del aire. Comparto y sírvanse encontrar adjunto, trabajo ciudadano gráfico y explícito de “Quito, la ciudad negra…”, como un pequeño grano de arena de la familia Cobo-Villarreal para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y proteger la ciudad.