Los ecuatorianos hemos perdido hace fu la facultad del asombro. Los hechos de corrupción que a diario salen a la luz; el tráfico de drogas, el consumo, así como el sicariato y los robos, nos han curtido que ya nada extraña. Pero lo del cura volador ya es el colmo.
El cura dominico que, pese a toda la recomendación de la curia de no permitir su participación, se dejó vencer por la tentación de la política, ha resultado un verdadero avión que vuela con los motores apagados.
Las últimas votaciones para elegir el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, dieron como resultado, que el dominico sea el más votado, hecho que llevo a sus integrantes, todos correitas a elegirlo su Presidente.
Ni bien se posesiono efectuó unas declaraciones furibundas cuyo resultado fue su linchamiento en las redes sociales. Le salió el indio como se dice en nuestro pueblo, al exteriorizar que su jerarquía solo le permite hablar con el Presidente de la Republica y no con ministros ni funcionarios inferiores. Una arrogancia fuera de serie.
Las ínfulas del dominico lo han llevado a solicitar un edificio para el funcionamiento del Cpccs, ya que no acepta oficinas que no estén a la altura de lo que es el llamado Quinto Poder, organismo creado por el dictador para controlar todo el país autoritariamente.
Se disgustó por la falta de seguridad personal ya que su rango lo faculta al igual que lo hacia el dictador para andar repleto de guardaespaldas y acólitos para su protección, sin pensar que como cura debería dar el ejemplo de que su respaldo debería venir del Señor su Dios.
Su torpeza lo hizo enfilarse contra los Medios renegando también de su calidad de dominico: “No respondan a interés políticos, respondan al pueblo. No soy representante de ningún culto religioso.” Que desacierto para decir lo menos.
El cura volador resulto un fiasco. Le falta formación. Ya la curia revelo que no es representante de los dominicos ni de la parroquia donde estaba asignado. Tampoco puede usar las vestimentas de sacerdote.
Los ecuatorianos se deben dar cuenta que el Cpccs debe desparecer y con ello todos los funcionarios que lo integran. Una vergüenza.
Y si pedimos que desaparezcan las cámaras de la producción porque algunos socios han pagado sobornos a candidatos?
Este cura es una verdadera lacra social, un excremento en todo el sentido de la palabra. Luego de mentir descaradamente, reniega de las reglas que le imponen su condición de «sacerdote». Ha demostrado ser el arquetipo de «revolucionario» veintiuñero, repugnantemente correista.
La capacidad de asombro ya no nos sorprende, pareciera que es una estandar un estilo de hacer las cosas de los funcionarios sociolistos que se mantienen con nuestros impuestos e ingresos del Estado.
Quinto poder? vaya Uds a saber o adivinen cual es el titiritero..
Que un edificio para la gallada? otro elefante blanco?
La soberbia e ingratitud no es eterna, todo lo que sube, baja y, no precisamente en ascensor o paracaidas, eso lo hacer los peces gordos, los chalacos buena suerte..
Excelente Editorial, los ecuatorianos debemos rechazar la prepotencia, venga de donde venga. A los mentirosos que han llegado a cargos públicos se los debe denunciar y en el caso puntual ese famoso Cpccs debe desaparecer de manera inmediata.