Los últimos 12 años han sido de grandes pérdidas económicas. A pesar del atraco cometido y los continuos embates contra la racionalidad, la riqueza bruta del país es aún más que abundante. Sin embargo, monetizarla y convertirla en porvenir, desafío de la sociedad en su conjunto, es cada vez más difícil por la descomposición social resultante del fallido experimento socialista.
Jueces que emiten habeas corpus sin detenido alguno creando un precedente de suprema ilegalidad; eminentes jurisconsultos que fallan inconstitucionalmente por sus inclinaciones personales; un írrito CPCCS a cargo de una delincuencial sotana, con agenda manipulable y rumbo incierto; legisladores acuciosamente diezmadores; una generalizada corrupción gubernamental con tentáculos políticos y económicos; el crimen organizado operando con rigor tanto dentro como fuera de las cárceles con la connivencia de los estamentos de control; el narcotráfico a gran escala con severos impactos económicos y el consumo de drogas con graves repercusiones sociales; el lavado de activos equivalente al 4% del PIB; un Seguro Social quebrado y sin plan de reestructuración; la explotación minera, nueva frontera de la putrefacción estatal; una Constitución sin credibilidad política, contraria a la privatización y generadora de inseguridad jurídica. Calamidad política, justicia inconstitucional, nulo crecimiento económico, desempleo abrumador, desasosiego social, etc. Ecuador es un país en franca desintegración. ¡Presidente, siga viajando, todo está tranquilo!