Como guayaquileño y docente universitario confieso experimentar gran nostalgia cuando converso con mis estudiantes de último año de Medicina acerca del cierre del otrora hospital de L.E.A. (Liga ecuatoriana Antituberculosa) o también denominado “Neumológico Valenzuela”, hecho ocurrido hace algunos meses.
Situado en la primera parada subiendo al cerro antes de llegar a Ecuavisa, oculto tras grandes árboles, así es como lo conocí al inicio de los ochentas. Mis clases de Neumología estaban entre las últimas de mi carrera de médico y acudía con gran inquietud a propósito de los pacientes que allí encontraba, en su gran mayoría afectados de tuberculosis. Mi madre, por su parte, se preocupaba enormemente por la contaminación, aunque aseguraba tener mis vacunas al día y para ello me mostraba el famoso “carné”, con foto y todo, claro del pie del niño que se vacunaba –al puro estilo de esa época-.
A través de los años, escuché a mis maestros decir que la tuberculosis es una enfermedad “vergonzante” y que los pacientes suelen ocultar que la tienen, “adornan” el diagnóstico al estilo muy guayaquileño de decir las cosas “estoy del pulmón”… o “tengo una mala tos”…
Ya en la rural mis colegas hablaban de lo “endémico” de la peste blanca, de los brotes epidémicos en el país y en el mundo, preocupación de las autoridades ministeriales, esmero de los familiares de los pacientes hasta que su asociación con el VIH nos motivó aún más a identificarla, prevenirla, en el último caso intentar su curación. Pero nada de eso fue suficiente… una Ministra de Salud, médico supongo, decidió cerrar el centenario hospital con el pretexto de un mal manejo de desechos biológicos dejando a cientos de familias sin el trabajo de sus padres, a miles de ecuatorianos sin un centro de salud de utilidad manifiesta y a una gran ciudad a un gran país expuesto a una epidemia, que Dios quiera no ocurra por el bien de todos.
Pero… ¿se cierran los hospitales así por así?, o ¿se promueve su mejora por tratarse de un bien público para toda la comunidad?. El tema es de primerísima importancia para todos, sin embargo muy pocas personas han expresado su malestar; y ni siquiera los gremios médicos han hecho conocer su postura sobre el tema.
¿Dónde están todos esos miles de pacientes que asistían regularmente al hospital de L.E.A.?. ¿Qué harán las autoridades sanitarias para explicarnos qué mismo ocurrió con el mítico Hospital?. ¿Es que no hace falta a la ciudad y al país?. Mientras se gastaron millones de dólares en estructuras enormes y todavía ni siquiera equipadas se cerró un hospital de este tipo?
El gobierno del Ecuador debe darnos una respuesta acerca de este tema. Quienes conocimos ese Hospital y sabemos de su gran trabajo para con el terrible y mortal flagelo de la tuberculosis sabemos que no es cuestión de quedarse callados mientras esos pacientes pululan por otros centros, contaminan a otros y no reciben como merecen un tratamiento digno para paliar sus dolencias. Es hora de pedir explicaciones, estimados lectores…
Excelente estimado Roberto, comparto tu criterio de medico, mucho más fácil corregir el problema de mal desecho biológico, que cerrarlo. Me parece que la excusa estaba en un transfondo que no sabemos y no se atrevía a decirlo.
Dr al personal de ese Hospital y la atención que brindaban fueron transferidos al Hospital del Guasmo. Las dificultades que están padeciendo son terribles y las consecuencias peores aún.
Lo felicito por su excelente análisis y opinión certera sobre la GRAVE RESPONSABILIDAD del Ministerio de Salud, de cerrar un centro médico tan necesario para atender este mal que es considerado LA ENFERMEDAD DE LA POBREZA. Mientras se han despilfarrado cientos de millones de dólares en elefantes blancos como aeropuertos que nadie los usa, los pacientes tuberculosos deambulan por la ciudad y el país, contagiando a otros y condenados a la muerte.