21 noviembre, 2024

Ecuador, país rico, pero …

Han pasado 47 años desde que el país se convirtió en real exportador petrolero y su escaso nivel de desarrollo y extremo sobreendeudamiento dejan mucho que desear en comparación con los ingentes capitales obtenidos. Mientras los ingresos provenientes del petróleo se mantienen comprometidos, imaginémonos por un momento que descubriéramos uranio a tal nivel que exponencialmente sobrepasáramos las históricas dimensiones petroleras. Las duras lecciones experimentadas harían posiblemente reflexionar sobre el advenimiento de una senda de sólido progreso económico y social. Nuestra realidad, sin embargo, conspiraría contra esa lógica y se aliaría por racionalidad con una enraizada conclusión. Somos un país corrupto. La práctica trazaría más bien un camino de encarnizada lucha por un poder con extraordinarios recursos sin haber antes resuelto el trascendental tema de la inseguridad jurídica del país.

El petróleo abrió grandes horizontes que los propios hijos de este país utilizaron en beneficio propio y en detrimento de la sociedad. Verdaderas fortunas de patrimonios no declarados en manos de unos pocos, especialmente en los últimos 12 años, se contrastan con la penuria económica de la mayoría. De continuar la tendencia, cualquier recurso extraordinario de poco serviría mientras el país se empecine por mantener su carencia de una clase política de altura y una justicia sin rigor ni independencia. Ningún recurso doblegará al subdesarrollo mientras no estemos dispuestos a disciplinadamente pagar el precio por vencerlo.

Artículos relacionados

Renovación Municipal

Hace 20 años un grupo de ciudadanos llegamos al Municipio de Guayaquil dispuestos a generar una renovación administrativa integral. Resultó relativamente fácil, aunque arduo, porque partimos de cero y teníamos la capacidad política de LFC para respaldar, empujar, liderar y conseguir los recursos necesarios, pues las asignaciones presupuestaria eran insignificantes. Fueron ocho años intensos de trabajar con mística y devoción. El logro mayor fue levantar el sentimiento de autoestima de una ciudadanía abandonada a su suerte. Se recuperó el orgullo de ser guayaquileño y nuestro cabildo pasó de ser un modelo de administración pública eficaz. La continuidad de esta labor quedó en manos de Jaime Nebot por 12 años más. Sin duda Guayaquil debe mucho a estos dos personajes que han logrado gobernar la ciudad más grande del Ecuador durante dos décadas seguidas, rompiendo ese maleficio de la discontinuidad, pues antes de ello los alcaldes anteriores lograron 15 meses de promedio en el ejercicio del cargo.

Y la ciudad cambió. Hay, y siempre habrá, nuevos retos y mayores complicaciones. No hay meta de llegada. Es una maratón sin final. Debería existir un estricta prohibición de que las urbes sobrepasen los dos millones de habitantes, pero eso es algo que los urbanistas, ni los pueblos en libertad están dispuestos a desear.

2 comentarios

  1. Si señor, usted tiene absolutamente toda la razón. Debemos empezar ¡¡¡AHORA!!!. Debemos COMENZAR POR REUNIR Y AUTO-SELECCIONAR a un grupo de profesionales HONESTOS (que hay muchos pero pasan desapercibidos porque hoy en día es una vergüenza ser honrado y honesto y lo confunden con estúpido) y que estén dispuestos a sacrificar parte de su tiempo y vida para cambiar esta corrupción y educar desde abajo a toda esta nueva generación de niños para bien de la sociedad. Hacerlo desde ya, antes de que estos políticos corruptos terminen destruyendo totalmente este lindo y valioso país.

  2. PARA ELIMINAR LA DELINCUENCIA SE DEBE «ELIMINAR» A LOS DELINCUENTES. ESO SE HIZO EN CHINA Y EN SINGAPUR.
    LOS COMENTARIOS SALEN SOBRANDO.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×