21 noviembre, 2024

Recetas económicas del FMI a problemas de siempre

En la actualidad, las noticias se actualizan en tiempo real ante el dinamismo de la economía.  Conocemos que el Ecuador tuvo su último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) después de 16 años.  El FMI tiene la misión de apoyar el desarrollo y hacer seguimiento económico a las naciones miembros, prestando dinero a países con problemas en la balanza de pagos.   El FMI enfoca su ayuda en finanzas públicas, campo donde, se prioriza el incremento de las recaudaciones de impuestos, control del gasto, cambios estructurales aduaneros y fiscales que terminan en general en un ahorcamiento del sector privado porque el sacrificio nunca empieza por donde se generó el problema: sector público.  

Puede que me equivoque, pero para el FMI, no existe recetario económico que contemple la baja de impuestos que reactive la economía.  Prueba de ello, el mismo FMI con el Banco Mundial proyectan el crecimiento del Ecuador cercano a cero en los próximos 3 años (0,1% para el 2019, 0,4% en 2020 y dependiendo los ajustes del acuerdo pudiera bajar a -0,5% en 2021); con seguridad y a pesar del empalidecido crecimiento que proyectan, el FMI ha de pretender mayor recaudación tributaria como parte del acuerdo económico con el país y de esa manera ir eliminando el déficit fiscal.  

Adicionalmente, el FMI quería importantes reformas laborales que son indispensables para el país, pero complicadas de obtener políticamente tales como la flexibilización en la contratación y despido de un trabajador y la contratación por hora que impulsaría la contratación de trabajadores eventuales.  Otras recomendaciones basadas en sus experiencias mundiales tales como desregulación y reformas aduaneras serían bienvenidas; sin embargo, proponer políticas monetarias con reformas a la ley que rige el Banco Central del Ecuador (BCE) con la finalidad de fortalecer la dolarización es un tremendo error.  Claro que el país requiere de reformas acordes a la dolarización; pero, ninguna de ellas está relacionada a su sostenibilidad. En lugar de eliminar o fusionar al BCE con la Superintendencia de Bancos (SB) no encuentro la necesidad de fortalecer al BCE, el mismo que debió desaparecer hace 19 años con la implementación de la dolarización.  

Al FMI, institución cuya fortaleza son las políticas monetarias y cambiarias, le gustaría ver al Ecuador desdolarizado, manejando su propia moneda de uso legal que pudiera ser un nuevo sucre, dando a entender que la ortodoxia de los economistas del FMI jamás permitió entender el objetivo de la dolarización aplicada en el Ecuador; esto es, entregar el poder económico al pueblo trabajador, generador de riqueza, y no al estado causante de habernos robado por décadas con el peor de los impuestos: la inflación. Puede que esté equivocado en mi apreciación exagerada sobre el FMI, pero entonces, ¿Por qué ciertos analistas económicos mencionan como posible exigencia del FMI el fortalecimiento del Banco Central del Ecuador?

Estoy a favor de una revisión del gobierno con los economistas del FMI sobre la situación macroeconómica del país y lograr su aval, pues sería tonto no estarlo ya que es muy amplia la experiencia mundial que ellos poseen; sin embargo, el aval del fondo debe estar enfocado a desbaratar los excesivos gastos del estado y apoyar financieramente la restructuración de la deuda cara que contabiliza alrededor de 15 mil millones de dólares a través de Bonos Soberanos emitidos en el anterior y actual gobierno.  Con una buena restructuración de la deuda pública, recomprando los Bonos Soberanos, bajaría el riesgo país a una situación cómoda cuya tasa de interés pudiera bajar a menos de la mitad por el servicio de la deuda pagado en la actualidad. 

Ya es hora de que:

  1. Copiemos el modelo de regulación bancaria de competencia de Panamá para que baje la tasa de interés de los préstamos en lugar de insistir con recetarios que apuntan al estancamiento. No porque sean malos sino porque considero que el ordenamiento de la casa debe ir a la par de la reactivación económica.  Lamentablemente, el pensamiento del FMI viene siendo el mismo de querer apuntar hacia el equilibrio fiscal y relegar el crecimiento para después. 
  2. Impulsemos los proyectos pendientes de infraestructura donde FMI y Banco Interamericano de Desarrollo comparten los riesgos en el acuerdo firmado con el Ecuador.  El BID no da pasos importantes en los créditos sino queda acentuado un arreglo con el FMI. La reunión de gobernadores del BID fue un hito importante desaprovechado al no haberse promocionado la construcción del Viaducto Sur (quinto puente), obra de relevancia para la reactivación económica del país a igual que sería la promoción de otros proyectos a través de la Asociación Pública Privada (APP).
  3. Apliquemos tasas impositivas de fácil calculo e inclusión para meter al Sistema de Rentas Internas a ciudadanos informales y así ampliar la base de los contribuyentes.  (IVA = 10%, ICE = 0%, ISD = 0%, aranceles de bienes de capital, insumos, partes y piezas = 0%, otros aranceles = 10%, anticipo al IR = 0%, etc.)
  4. La tasa del impuesto a la renta corporativa del 25% sea deductible con el 15% de la participación de los empleados sobre las utilidades para lograr un impuesto plano del 10%.
  5. Concesionemos bienes del estado cuya rentabilidad sirva para potencializar su propio desarrollo y cancelación de deudas de su sector.  Ejemplo, la concesión de CNEL cancelaria deudas ocasionadas por las construcciones de hidroeléctricas y serviría para futuras inversiones en el sector eléctrico.
  6. Reformemos la Ley del Trabajador para incrementar el empleo a través de flexibilización laboral y el trabajo por hora para que nuestros hijos tengan la alternativa de estudiar y pagar parte de sus estudios con trabajos a tiempos parciales.

 

Finalmente, si el FMI acepta los seis puntos aquí planteados pudiéramos estar hablando que estamos por el camino de la reactivación económica y valdría la pena cualquier sacrificio programado para que, en los próximos tres años, se contemple o no la eliminación del subsidio a los combustibles.

 

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2 comentarios

  1. Sería milagroso que el Gobierno acepte esos cambios, porque a pesar de ser lo correcto, no son populares ni tampoco de impacto inmediato sino con efectos reales en al menos 5 años.
    Desafortunadamente los mandatarios no llegan al poder con la mentalidad de servir al país de la mejor forma (sea cual fuere la mejor forma), sino que tienen agenda propia. Es una pena que hasta que no haya un Gobierno de transición que tome las riendas y haga lo que se debe hacer, Ecuador seguirá estancado por otra década adicional (ya que no se puede considerar que hubo crecimiento en la época de Correa si la contabilización de este crecimiento fue a través de Gasto Corriente de Gobierno financiado con Deuda)

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