Hay muchas formas de llegar a ser poderosos. El poderoso se distingue de los ciudadanos comunes (nosotros), en que tienen prebendas que les permiten en ese momento ser más que los otros. Por ejemplo, un asaltante que te encañona con un arma, tiene poder sobre ti, porque si te resistes, puede pegarte un tiro y matarte. El que tiene un problema contigo, si es íntimo del Juez, o comprable, es muy probable que te gane el juicio. El que te amenaza con hacerte daño si no le das algo que él quiere, también es poderoso, porque corres el riesgo de que diga o muestre algo, o que le haga daño a un ser querido.
Dentro de este grupo están también los que ostentan el poder, cuando lo usan para sus fines particulares, o los de su grupo, y los que ocupan altos cargos, si su prioridad no es el País, sino sus fines particulares. Esto ya lo hemos vivido y creo que no es necesario insistir sobre el asunto. Para ellos, es muy importante tener gente del grupo siempre en el poder, para poder continuar libres y ricos, si se quiere continuar en libertad.
Ahora quiero hablar de otros poderosos, los que lo son por el abuso sobre la gente común. Para ello, si no tengo el Gobierno, debo comprarlo (por la plata baila el perro…), y generalmente entre los mandos medios e incluso entre los más altos, siempre es posible encontrar personas que se venden ¡y a veces son muy baratos! Estos, en general, se unen en bandas para delinquir, y tienen que sembrar terror, para eso necesitan armas, bombas y muchas cosas más, que cuestan mucho dinero, por ello, su negocio debe ser muy lucrativo, o no conseguirían el dinero. Así nació el narcoguerrilla colombiana y así, entre los disidentes y los más ambiciosos, se crearon los movimientos paralelos.
El Gobierno colombiano, viendo que se le iba de las manos la seguridad del país, buscó un acuerdo de paz con el grupo principal. Se cedió hasta lo que se debería considerar imposible de ceder. Pese a sus crímenes se les dio la libertad, se les permitió formar grupos políticos y miles de concesiones más. Pero entre ellos, hubo algunos que consideraron que, al dejar de ganar como ganaban con el negocio de la droga, estaban perdiendo de ganar mucho dinero, han decidido volver a tomar las armas para volver a sembrar el pánico en la ciudadanía, y poder evitar que el Gobierno pensando en sus ciudadanos siga combatiendo el negocio de narcóticos.
¡El sustento de la guerrilla es el narcotráfico! ¡Sembrar el pavor es la forma de delinquir impunemente! Es muy comprensible que ellos busquen reactivar la narcoguerrilla, para así mantener a la ciudadanía en vilo y poder seguir haciéndose millonarios con el negocio.
¿Alguno cree que ellos quieren seguir en paz? ¡El cerdo cebado no sale jamás de su espacio! Él es el dueño absoluto de la situación. ¡La única forma en la que saldrán es con los pies por delante! Los poquísimos que fueron racionales, ya salieron del grupo y están libres. No esperen que otros vuelvan a querer cambiar lo que tienen por lo que les ofrecen. Si les ofreces cubrir todas sus necesidades, absolutamente todas y de por vida, a cambio de la paz, lo rechazarán porque quieren mucho más.
¡La única solución posible, es la eliminación de estos grupos!