¿Qué hacemos?

“En delito flagrante se rompe la presunción de inocencia. Así, que, el derecho de la víctima tiene que primar siempre frente a la ley y también a la opinión pública…”

Lo anterior dicho por un abogado nos deja impresionados, dicho por la Alcaldesa de Guayaquil, abogada ilustre y gran ser humano, es una opinión contundente que nos debe dar a todos los ecuatorianos un espacio de reflexión ciertamente inmediato… todos, todos los guayaquileños, de una u otra manera, en lo individual y en su núcleo familiar, incluyendo quienes se han colocado fuera de la ley, hemos tenido ejemplos concretos de lo doloroso que resulta el stress postraumático que ocurre después de haber enfrentado de manera inhumana una experiencia delincuencial. En lo personal, nunca podré olvidar el “secuestro express” que sufrí en julio del año 2000. Sin embargo, esos aciagos momentos que vivimos frente a los criminales y delincuentes en una calle cualquiera, a veces en nuestra propia casa o en una escuela pública no se compara ni un ápice con el dolor, la injusticia, la indignación y el irrespeto que sentimos cuando después de los flagrantes delitos nos encontramos con autoridades incompetentes, corruptas y hasta indiferentes, en quienes deberíamos hallar protección, consuelo y esperanza, pero la mayoría de las veces encontramos burla, irrespeto y desinterés por lo que nos ha sucedido.

¿Hasta cuándo policías nacionales y de tránsito agredidos por abusivos choferes y contraventores de cualquier tipo?. ¿Hasta cuándo jueces que “aprovechan” de la famosa “Constitución de Derechos”, que tanto nos “vendieron” en la década pasada como modelo mundial, para usufructuar de los casos que les llegan?. ¿Hasta cuándo soportamos que políticos deshonestos aparezcan en medios y redes sociales para con total desparpajo decir “no hay pruebas” si sabemos que ningún ladrón da recibo o factura por su fechoría?. ¿Hasta cuándo seguimos esperando que desde la Asamblea se cambien las decadentes leyes que incrementan a diario el número de nuevos drogadictos so pretexto de una perversa tabla de consumo mínimo?. ¿Hasta cuándo tenemos una educación que induce a formar niños y jóvenes para el siglo diecinueve?. ¿Hasta cuándo las universidades públicas discriminan a los jóvenes por el “delito” de haber estudiado en un colegio privado?. ¿Hasta cuándo seguimos eligiendo a los mismos execrables sujetos como autoridades?. 

La Alcaldesa se ha caracterizado en su gestión por ser muy clara y directa en las cosas en las que cree y que de hecho son de gran beneficio social. Su lucha debe ser la misma de todo ciudadano consciente de que más de lo mismo nos conduce a una desintegración inevitable como Nación, como sociedad. Para mi entendimiento y forma de pensar no es posible que antepongamos los “derechos” de los violadores, asesinos y ladrones por encima de los derechos de las víctimas pues hacerlo nos lleva a un grado de desconfianza total en nuestras instituciones y organizaciones para vivir armónicamente como pares. Si el gobierno no entiende y no toma decisiones que se apeguen al bienestar de su gente y no de quienes han decidido ponerse al margen de la ley, debe ser la sociedad en su conjunto, liderados por sus Alcaldes y Prefectos quienes orienten lo que debemos hacer para salir adelante. El mundo que estamos dejándole a los más jóvenes, el Ecuador que estamos construyendo no es ni de lejos similar al que construyeron mis bisabuelos para nosotros. Los sistemas educativos no ayudan por su mediocridad a prevenir tales azotes y quienes hoy hacen de jueces y fiscales no han entendido que si su actitud es permisiva y confusa los primeros perjudicados serán ellos mismos, pues su conciencia no los dejará en paz por los siglos de los siglos. Esperemos pues a ver qué sucede en las próximas semanas…