21 noviembre, 2024

¿Cuál es el problema?

Señor Presidente, usted y todo el Ecuador sabe “¿cuál es el problema”? Usted y voceros como el señor Roldán dicen que, “los subsidios a las gasolinas son malos para la economía (no incluyen los “populistas” que no enseñan a trabajar)”.

¿Por qué no se dio cuenta cuando fue 6 años Vice del dictador Correa y candidato (y varios años en Suiza con dineros de los ecuatorianos, como ocurre hoy con la Espinosa), con colaboradores que fueron parte de toda la “década del robo, de la mordaza, de la persecución y la criminalización”?

El problema es “simple”, la corrupción de las manos limpias (para el BID 70MM, para mí y muchos ecuatorianos 10 veces mayor al Feriado Bancario, 20% de 450MM); el que lo paga como siempre es el “Pueblo en los pasajes y todo más caro”. No los transportistas que siempre le sirvieron al Jefe y ¿lo siguen haciendo como los Latin Kings? Tampoco, los correístas-morenistas que encubren el saqueo en la en Asamblea, la expresidenta que pidió ayuda ¿a los Social Cristianos? y 70 que defendieron los  bienes del “subsidio de la corrupción” de ayer, ahora y mañana.

El Cpccs-t (otra vez, en manos del correísmo), no pudo desratizar la justicia-correísta que, tiene de víctima al Jefe que, ¿vendrá de Vice o Asambleísta? ¿Cuándo él y muchos otros deberían estar presos devolviendo lo apañado? El “socialismo-de-ricos” empobreció y destruyó la república. Estamos, guardando las distancias, en el sin salida de Venezuela.  Presidente, ¿por qué la policía apaleó a periodistas nacionales y otros de un medio extranjero?

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No sé si a usted le ha ocurrido…

En alguna ocasión que me disgustaba el trato de algún profesor allá en el Cristóbal Colón de los setentas o una regla que mi padre afirmaba era “porque a él le parecía correcta”, aparecía ante mí un pensamiento que intentaba “castigar” a mis mayores ¡vaya utopía!. Decía para mis adentros… “ahora, no voy a aprender nada”.

Y ese infantil pensamiento era entonces creado en una mente cuya realidad giraba en torno de la escuela y la casa… ¡nada más!, la televisión si apenas comenzaba y la difunta “abuelita Játiva” nos divertía en un cajoncito con pantalla en blanco y negro por las apacibles tardes porteñas. Nada de internet ni de juegos en la calle, peor aún el cine ni el celular…

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