El Ecuador está viviendo momentos de locura.
Todos los representantes de los diferentes segmentos de la sociedad, solo están pensando en sus propios intereses.
Los políticos solo viven con sus cálculos políticos.
Aplicamos diariamente la teoría del deja ver que pasa para ver que hago.
Todo es especulación y lo único que importa son los intereses particulares.
Es un dejar pasar las cosas para ver que saco y como puedo aprovechar políticamente los robos, el relajo y el vandalismo que yo mismo provoco.
Lo que está pasando tiene dueño propio.
Es la consecuencia de diez años de continuos robos y abuso del poder.
Los disturbios que están pasando no son casuales ni fortuitos.
Son acciones debidamente planificadas para causar la desestabilización democrática y dentro de ese caos, destituir al gobierno para adelantar las elecciones.
Todo está perfectamente planificado y tiene cabezas visibles que son las que planifican y financian este incontenible caos.
¿Quién es el culpable?
Hagamos un ejercicio mental.
El culpable es un ser prepotente, arrogante, abusivo, entontecido por el poder que ya no tiene.
Es alguien que haría lo que sea por volver a ser lo que ya fue.
Es un hombre perverso que todavía cree que lo que nos hiso con su autoritarismo ha sido lo mejor que nos ha pasado y todavía pretende volver a hacerlo.
Hagamos un ejercicio mental.
Piensa un poco y mentalmente ponle un rostro al que describí y… ¡ese es!
Si… ¡exactamente!… ¡es el mismo!
Tanto los que ciegamente lo adoran como los que inconteniblemente lo odian, pensaron en la misma persona, ya que es el mismo individuo.
Con dinero extranjero proporcionado por un tirano que tiene muerto de hambre a su propio pueblo y ahora pretende crear el caos político en nuestra patria, para seguir lucrando de su fracasada doctrina de totalitarismo, corrupción y abuso del poder.
La culpa de lo que nos está pasando también la tenemos todos.
Somos patriotas de internet y jamás arriesgamos nada.
Dejamos que las cosas pasen y con nuestra indiferencia permitimos que los sinvergüenzas politiqueros puedan hacer con la patria lo que les da la gana.
Jamás arriesgamos nada y solo nos limitamos al chisme y al lleva y trae que nos da la comodidad y la seguridad de que nada nos pasará en las redes sociales.
Este convulsionado país está lleno de peligrosos y demenciales locos.
Solo con la participación de todos, se podrá evitar el infierno al que hemos llegado.
Implorar por la paz desde la pantalla de una computadora no es la solución para el manicomio de locura que vivimos.
ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO!!!!