El búho cantor

El Búho, es una ave pequeña, fea, de ojos grandes y “canta” de manera singular (“hua, hua, hua”), que con temeridad interpreto su canto.

La historias de Búhos, las escuche de niño, por labios de la empleada de casa, que provenía del campo. Ella conocía muchas historias que en época de mi niñez, se comentaban en las tertulias. Eran historias simples, que tenían su origen en las familias campesinas.

No se si las inventaban -como tantos otras historias que se cuentan del Guayaquil, de los siglos pasados-, o no. Los campesinos y las personas de escasos recursos, las creen a rajatabla y convierten sus creencias, en verdaderas supersticiones que marcan sus vidas, y les ayuda a consolidar sus creencias religiosas.

La religión -católica- entre ellos, es una mezcla del Catecismo y estas creencias localistas.

En sus comunidades, sobre todo de la costa ecuatoriana, las practican con devoción, sobre todo en Manabí y en la Provincia de Santa Elena.

A ellos les da sentido, y seguridad, en los momentos difíciles, sobre todo en casos de enfermedad grave, de los suyos, o de sus amigos y patronos. En ocasiones prefieren sus pócimas, a los remedios y sus ritualidades en la comunidad, para el cuidado de sus enfermos, que concurrir al hospital, de una ciudad cercana.

Hoy, en el Ecuador, la situación ha mejorado a nivel hospitalario y ya concurren a ellos, desde lejanos lugares, sobre todo a los hospitales del MM.SS.PP., o del IESS, pero, aún en el Ecuador, la situación, en materia de salud pública, deja que desear.
No hay cabida para tantos enfermos. También es cierto que hoy por hoy, la gente se enferma de cualquier cosa, hay una especie de “enfermitis colectiva”, y van al hospital y/o puestos de salud más cercanos, por “quitarme estos pajas”; olvidando en buena parte, los remedios caseros, -”las aguas de vieja”-, los jarabes, las pomadas, etc., por ejemplo, y prefieren las medicinas, que en algunos casos son escasas y en otras caras.

No soy amigo de creer, en estas historias campesinas, o de las viejas ciudades, pero, coincidencia, poco feliz; desde que el Búho Cantor, se instaló en este año, en algún lugar de los condominios vecinos y empezó a “cantar”, de inmediato me vino al recuerdo las historietas campesinas que me contaba mi empleada.

Desde que esta desagradable AVE se instaló en algún lugar que desconozco, en un condominio vecino, en este año, se han muerto unas 20 personas, entre amigos muy queridos, queridos familiares y personas conocidas de mucha estimación personal.

Hay otras leyendas parecidas. La leyenda de la mariposa negra -muy grande de alas- respecto de sus congéneres. Cada que aparece cerca de alguna persona, bien sea en el suelo o volando, -se dice- que tres personas allegadas fallecerán.

También ha podido comprobar, esta antigua leyenda.

¿Que piensan, mis queridos lectores, sobre estas leyendas costeñas?.

Me olvidaba de otra famosa leyenda antigua, “la viuda del Tamarindo”, que ronda por los cementerios y se les aparece a los borrachos (???).

Si uds. conocen otra similar, les agradecería hacérmelas conocer, podríamos escribir un librito, que podríamos titularlo: “Leyendas de mi ciudad y del campo”.

Intentémoslo.