Los colegios y las universidades ecuatorianas siguen preocupadas por preparar “profesionales”. Este concepto, que provocó en el gobierno de las “manos limpias” hondas cavilaciones y que los llevó a tomar decisiones tan aceleradas como destructivas al punto de cerrar universidades, intervenirlas, así como someter a controles injustificados a los colegios, sólo habla del desconocimiento casi total de la historia de la educación de los entonces administradores del país… Las universidades ecuatorianas habían heredado el modelo napoleónico de la Universidad de la Sorbona de París y no el anglosajón modelo investigativo de Oxford… muy a la usanza de los míticos libertadores de América…
Desde entonces hasta ahora lo que la educación ecuatoriana se ha preocupado en las instituciones de segundo, tercer y cuarto nivel es de insistir en las “habilidades duras” -en inglés “hard skills”-. Para el efecto, el Ministerio de Educación busca siempre enviarles una “currícula” complicada, llena de asignaturas, y piden a los maestros informes e informes inacabables que deben subir a la web durante su tiempo de trabajo… en el caso de las escuelas y colegios; en el caso del Senescyt o como se llamare ahora… hacer cambios de última hora que cual retazos adornan la “colcha de bregué” en Carreras y Facultades Universitarias, dejando ver –unos y otros- que todavía siguen pensando que el conocimiento es “per se” lo más importante.
Las “soft skills” o “habilidades blandas” brillan por la ausencia en la educación regular formal –salvo honrosísimas excepciones-. Estas capacidades van más allá de lo que se aprende en las mejores universidades… son atributos que cada persona cultiva a lo largo de su trayectoria profesional pero que, actualmente, marcan una diferencia radical ya sea en un plan de vida como en un proceso laboral o en la velocidad con la que se asciende en una organización o empresa. Por alguna razón no muy evidente, las escuelas, colegios y universidades no trabajan habilidades tan importantes como el “desarrollo de la autoestima”, “la empatía”, “la sinergia”, “la escucha activa”, “el trabajo en equipo”, “el liderazgo sea coaching o mentoring”, la “comunicación intra e interpersonal efectiva”, entre otras tantas y tantas que son mandatorias para formar un ser humano bien integrado. Mi recomendación a muchas escuelas y colegios es iniciar con el “plan de vida con enfoque estratégico” como una forma de entrar de lleno al resto de habilidades blandas que no puedo enumerar por el espacio del cual dispongo en esta columna. Pero… ¿Qué ha pasado?. ¿Qué han hecho las organizaciones de educación formal?
Se ha dejado para otras organizaciones no formales adiestrar en estas “soft skills”, pero lamentablemente muy alejadas de las “hard skills” lo cual resulta en el aprendizaje muchas veces extemporáneo, poco útil y hasta desfasado cuando se ha perdido años de la vida sin preparar a los chicos y chicas para su interacción humana. No se imaginan estimados lectores, el interés que este tema genera en toda clase de organizaciones sean o no educativas. Los últimos meses de este año me he pasado preparando a cientos de personas en “habilidades blandas de liderazgo” con avances enormes en la calidad del quehacer humano de quien recibe la formación. Organizaciones como la Escuela Regional de Liderazgo y Emprendimiento dirigida por el EMBA Ingeniero José Luis Macas se han vuelto pioneras en estos temas para llegar a diversas ciudades del Ecuador (hasta ahora cinco) con cursos de altísimo nivel en estos temas y que me cabe en suerte ser uno de sus capacitadores.
Las habilidades duras no son suficiente para un profesional moderno de este siglo, es necesario trabajar estas habilidades blandas en un proceso de complementariedad que es desde todo punto de vista necesario. Ojalá, escuelas, colegios y universidades comiencen a ver la luz al fondo del túnel… la educación no puede continuar como hasta ahora en el Ecuador…
Completamente de acuerdo, que podemos hacer, no sé su mucho o muy poco …