23 noviembre, 2024

Británicos en las guerras de la Independencia

En Guayaquil habitan los descendientes de John Illingworth, Thomas Charles Wright y Leonard Stagg. En Cuenca y el resto del país, hay descendientes de otros británicos. Estos fueron militares que pelearon junto a Bolívar o Cochrane y terminada la Independencia optaron por quedarse y sentar raíces. Otros como Richard Wright, primo de Thomas Charles, vivieron muchos años en Ecuador y luego se regresaron.

Su historia se origina en 1810, cuando los venezolanos Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez viajaron a Londres, buscando apoyo, al momento cuando Gran Bretaña estaba en guerra contra Napoleón y en buenas relaciones con España. Las gestiones fueron difíciles, se unieron Francisco Miranda y José Antepara para ayudar a impulsar la causa independentista. La comisión de venezolanos y del guayaquileño fue bien vista por la prensa londinense que les dedicó noticias y editoriales; también sirvió para que los europeos se enteraran de los movimientos revolucionarios en Hispanoamérica. Por las múltiples reuniones que tuvieron en el Foreign Office (Cancillería), el Embajador de España comenzó a protestar por considerar que si los ayudaban se dañarían las relaciones entre los dos reinos. Bolívar se regresó a Venezuela en la corbeta Shaphire proporcionada por Wellesley, Canciller. Miranda y Antepara viajaron meses después a ese país para continuar con el movimiento revolucionario. Miranda fue capturado y Antepara logró huir y regresó a Londres, pero no se unió a Bello y López que habían decidido quedarse para continuar presionando a los ingleses. De Antepara hay un vacío de varios años, se conoce que a 1814 ya estaba en Guayaquil.

López había sido profesor universitario y abogado de profesión, terminó como diplomático. Su trabajo de más de una década fue buscar el apoyo inglés, adquirir material bélico y contratar a soldados que unieran a los ejércitos de Bolívar; tareas muy difíciles de cumplir. A pesar de que para 1811 Venezuela era independiente, Gran Bretaña no la reconocía como república, por las estrechas relaciones con España. Años después, el mismo obstáculo enfrentó José Joaquín Olmedo cuando viajó a Londres representando a Perú. Terminada las guerras napoleónicas en 1815 con el triunfo de los británicos, se facilitó el trabajo de López; comenzó a contratar mercenarios y voluntarios, ingleses, irlandeses y de otras nacionalidades, que incluía la alemana, para la Independencia de Nueva Granada. Uno de ellos comentó: “El glorioso triunfo a la causa sudamericana lo grita cada británico. No era suficiente para mi limitarme a desearles éxito, me decidí ofrecer mis servicios”. Había muchísimos soldados que habían regresado de combatir a Napoleón y estaban desempleados. Pero no era fácil la partida de los reclutados ya que el Embajador de España presionaba para que el Gobierno detuviera el zarpe de los barcos. Se rumoró que España había llegado a un acuerdo con el Zar de Rusia para defender las colonias en revolución. Temerosos los británicos amenazaron con poner en prisión a quienes se enlistaran para pelear en Hispanoamérica. Por su perseverancia, López llamó la atención de los británicos y levantó el interés de los empresarios que veían tan vasto territorio como enorme mercado para vender sus productos. Ellos comenzaron a presionar al Gobierno.

López no fue el único reclutador, había otros representando a distintos países, caso de José Antonio Alvarado Condarco que al representar a Chile en Londres, contrató a John Illingworth en 1817 para que trasladara a Lord  Thomas Cochrane a las costas chilenas. Cochrane fue impedido de viajar y Alvarado habiendo escuchado comentarios favorables de Illingworth, lo contrató para disfrazar el viaje de tan importante almirante. Ya en Chile, Illingworth se unió a Cochrane y peleó junto a él. En 1819, combatió en el Golfo de Guayaquil y a 1821 se unió al ejército de Sucre, lideró un batallón de 300 soldados camino a Latacunga para cortar la retirada a los realistas. Se tomó la ciudad y continuó camino a Quito para participar en la batalla final. López logró conseguir financiación, pero por Venezuela no tener recursos, estuvo una época en prisión a 1819 por no poder pagar a los proveedores de armamentos. Las obligaciones sumaban más de 500.000 libras esterlinas. Como continuó adquiriendo insumos bélicos sin cancelar deudas, se desacreditó en el mercado financiero londinense. Fue revocado de su cargo y lo reemplazó Francisco Zea, que tendría similares problemas posteriormente.

El aventurero escocés General Gregor MacGregor se unió a los patriotas venezolanos; tuvo rol destacado en batallas de Venezuela y contrató a reclutas de su país e Irlandeses. Hubo denuncias del Embajador de España para impedir su trabajo. Durante dos años se debatió la ley para prohibir salida de ex soldados; después de fuertes discusiones entre los miembros del Parlamento a favor y en contra, a 1819 la ley fue promulgada. Para esa fecha, más de 10.000 ex combatientes habían zarpado hacia América del Sur.

 

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