21 noviembre, 2024

Los grandes almacenes de la calle Luque

Cuando el “Bazar Suizo”, se trasladó al local de planta baja del Hotel Palace, ingresó a formar parte de los “grandes almacenes de la calle Luque”.

Un corto tramo de esa calle, que se iniciaba, en la calle Pichincha con el Banco Industrial y Comercial (en la actualidad) y terminaba en la Av. Boyacá con los Almacenes Andretta.

En este corto recorrido, estaban ubicados, -entre los que recuerdo-, los Almacenes Eiser, de propiedad del Sr. Eiser, los almacenes De Prati, La Reforma Hnos., Su Libreria, El Trebol, El Almacén E. Bucaram, el Filanbanco, La Junta de Beneficencia, La Botica, Internacional, Almacenes Marriott, La Bola de Oro, El Hotel Palace, El Hotel Atlantic, Almacenes Von Buchwald, Tía, etc., y otros más que se me escapan.

Posiblemente algunos de los establecimientos comerciales que menciono, se ubicaron después, en esa calle, de este grupo inicial de famosos establecimientos comerciales.

Lo interesante de este grupo de grandes almacenes, era que para la época navideña, todos ellos, adornaban sus vitrinas de exhibición de manera muy atractiva al público, sin arreglos navideños, ni con figuras de “Papá Noel”.

Papá Noel, no existía o al menos, solo se le conocía, el dia de navidad, que supuestamente, la noche del 24 de diciembre, ingresaba por la chimenea de cada casa que visitaba y dejaba en el piso de la misma, los regalos -solo para los niños- y los caramelos en unas medias colgadas junto a la chimenea, que las llenaba.

Partía, desde el Polo Norte, sentado en una gran carreta, repleta de regalos, tirada por el famoso RENO RODOLFO, de un gran nariz ROJA. Otra fábula, inventada, posiblemente por los grandes cadenas comerciales de juguetes, para sus ventas masivas.

Una costumbre decembrina, que algunos consideran que se originó en un país nórdico de Europa o en los Estados Unidos (USA).

El Ecuador no es, un país nórdico, ni sabia del tal “Papá Noel”, era, en mi época infantil, el niño Dios, el que traía los regalos.

Los niños hasta los 7 años, -recuerdo- le “enviaban” sus cartas pidiéndoles el/los regalo(s), que deseaban y, … éstos, “milagrosamente” amanecían, el 25 de Diciembre, en o junto a la cama de cada niño.

Era, lo más esperado de ese día. Los niños “voluntariamente” se acostaban temprano, para “esperar” a “Papá Noel” y sus regalos..

Sin embargo, conozco, mamás, muy católicas, que no les hablan a sus hijitos, del famoso Papá Noel, jamás, por cuanto el que ·trae” los regalos es el niño Dios.

Lo cierto es que “Papá Noel”, apareció en Guayaquil, hacia los años 60 del siglo pasado y se quedó entre nosotros hasta la presente fecha.

OJO, con la Navidad. Para los niños, es una época de mucho estrés, en ocasiones su comportamiento varía, se vuelven algo irascibles y malcriados, llorones. Es la “época”, y las mamás tienen que ser más provenientes con ellos.

Ven en las vitrinas de exhibición todos los juguetes que desearían tener, y ese factor, en ocasiones siempre los intranquiliza.

Asi pasa, asi es la vida moderna…

Volviendo al tema de esta entrega, “Los grandes almacenes de la calle Luque”, adicionalmente, adornaban ese tramo de la calle, con focos de colores, en la parte superior de la calle, para iluminarla. Pese al tráfico y a la cantidad de personas que por ahí transitaban, la calle Luque, nunca se convirtió en PEATONAL, -en esos días-, “peatonalización” que hoy, está de moda (???)…

El “Bazar Suizo”, inició las “liquidaciones”, que, se daban una o dos veces al año como máximo, y se anunciaban con pequeños carteles, en sus vitrinas.

Eran buenas rebajas del 30 y 40%, sobre el precio real de tales telas. Era una verdadera locura, por la cantidad de señoras que se acercaban al comprar, la “tela de sus sueños”.

Hoy tales “rebajas”, existen aún, pero me contaba una amiga, “comprobé que, días atrás, subían los precios, para después rebajarlos”, lo que no es muy ético que digamos. pero no son todos, son la excepción que confirma la regla.

La gente ya no “como esos cuentos” y en el común de los casos, son la mercadería HUESO, la que rebajan considerablemente, que la clientela ya lo sabe y no los adquiere.

Los comerciantes de aquellas épocas, no actuaban así, no me queda la menor duda.

Finalmente, la Navidad comercial, se iniciaba el 15 de Diciembre y terminaba el 24 de Dcbre. La semana siguiente hasta el 31, los almacenes, unos cerraban por vacaciones unos, otros aprovechaban para realizar .puertas cerradas al público- para realizar los “INVENTARIOS FÍSICOS”, para conocer exactamente los “Stocks”, que mantenían los almacenes y las industrias, conocer exactamente sus utilidades en año fiscal y realizar sus pedidos de importación para el año siguiente año o ajustar sus procesos industriales en sus industrias.

Tampoco existían las “BAHÍAS”, cuya aparición en la ciudad de Guayaquil, afectó seriamente a los almacenes importadores de telas y, a la industria nacional de electrodomésticos, – las “maleteras” incluidas- y el gran desarrollo posterior de las Bahías, que copaban un gran sector de la ciudad, desde la avenida Olmedo, hasta las manzanas aledañas a la Iglesia de San José.

El gran auge comercial de la ciudad, le permitió a un gran sector ciudadano, hacer sus compras, fuera de este gran sector ruidoso y peligroso lugar, -reordenado en las administraciones Alcaldilicias del Ing. L F-C y del Ab. Nebot. Gracias la construcción de los grandes “MOLES”, hace unos 40 años a esta fecha, empezando por El Policentro, y unos 50 más, a lo largo de las principales Avenidas de la ciudad de Guayaquil, y de la Parroquia Especial de Samborondón, la actividad comercial formal de Guayaquil, se mantiene hasta la presente fecha.

“No matemos a los viejos, para que los jóvenes conozcan la historia”.

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