Fue hace un poco más de 10 años de aquella simbólica visita a la isla en que su reverencia hacia la revolución cubana y su comunista gestor fueron notablemente evidentes. Nada hasta entonces podía presagiar un buen final para el encerramiento geopolítico y económico perpetrado por Fidel contra su pueblo. Tanto aquí como allá, la figura emblemática del líder por sobre razonamientos y fundamentos era el eje principal de una política sin sustento alguno, salvo un desnaturalizado revanchismo personal contra el establishment. El modelo se aplicaba exitosamente y la revolución ciudadana germinaba bajo receta del anciano líder.
A pesar de su total alineamiento a la tendencia, Lenín era entonces tan solo un peón más de una incipiente dictadura que se debía por completo a los designios del maquiavélico Rafael. Su asunción a la presidencia una década después generó un cambio aún mayor en su estatus económico, acabó con su convencimiento doctrinario y sus viejas creencias revolucionarias, y produjo un de facto rompimiento con sus referentes y aliados ideológicos. Aunque pareciera acercarse coyunturalmente a los EU, Lenín debe vivir hoy un laberintesco hervidero de inquietudes por el monumental fracaso de su gestión, y preocupaciones por la proximidad de su retiro y la progresiva pérdida de su inmunidad política. Al extinguirse la formidable protección que Carondelet le brinda, ¿acabará autoexiliado en la cálida Villajoyosa o se arriesgará a pernoctar en el frío de El Condado? La Costa Blanca, sin duda, le sentaría mejor.
El. principio del fin ? Me parecería un tanto apresurado , pero viendolo bien, así resulta.
Este año está por terminar, y ad portas , se nos viene un año electoral.
Tal vez la pregunta sea o cabría? Estamos o estaríamos ad portas de cambiar de régimen?
A