Nos fuimos a Playas, con mis cuñadas, hace unos dos meses. Fuimos y regresamos el mismo dia, el interés era almorzar en un restaurante, “El pescadito”, de los recuerdos de una de ellas, a quien, y a su esposo alemán, les encantaba comer en ese lugar. Llegaban del exterior y al día siguiente, partían para Playas. Un día antes de su estancia en Ecuador, retornaban a Guayaquil y partían de regreso a Alemania.
Por ella, fuimos a almorzar a su restaurante favorito: camino a Data, entrada 19. Exquisita comida, variado menú y cálida atención. Regresamos satisfechos y felices.
Playas, un cambio total, urbanísticamente hablando.
Hace unos 3 años fuimos a Playas, invitados por nuestro hijo, Gabriel, a comer las famosas OSTRAS, mientras buscábamos el lugar, recorrimos el balneario: un desastre: sucio, solares sin cerca llenos de maleza, construcciones inconclusas, la basura regada por doquier, que era llevada por el viento del atardecer.
En esta nueva visita, aprecie un cambio total. Un nuevo Malecón, con sus respectivos casetas para los bañistas, solo faltaba por terminar los SS.HH., las calles asfaltados y el balneario limpio y ordenado.
En Salinas, estuvimos hace muy pocos días, fuimos invitados por unos excelentes amigos y muy buenos anfitriones. Nuestra sorpresa, cuando llegamos (viernes en la noche), fue, que también habían sido invitados, otra pareja de amigos comunes, también muy amigos nuestros. La idea de nuestros anfitriones era almorzar el sábado en su yate. Buena comida, buena música y buenos vinos.
El domingo en la mañana, después del desayuno y de la misa de las 11 am, en el Colegio Rubira -muy lindo-, partimos de regreso a Guayaquil.
Un viaje relámpago maravilloso, salpicado de historias de viajes, de nuestros amigos, en especial, el de estos amigos comunes, a su último, a Alaska, (con hijos, nueras y nietos incluidos). Impresionante sus relatos, por las poblaciones del Pacífico, en Alaska y sus maravillosos paisajes.
Mi sorpresa fue más grande, cuando les pregunte sobre el clima, -yo lo imaginaba Polar-. Me los imaginaba con gruesos abrigos, pero no. Sí nos indicaron que utilizaron unas chompitas muy delgadas (rompeviento) térmicas, con lo cual, neutralizaron, cualquier exceso climático.
Son estas, mis historias preferidas, me encanta escucharlas, y me sirven, como Uds verán, para contarselas a través de estas entregas.
Al despedirnos, la frase común fue: “Que se repita”.
Así será, la próxima oportunidad, a nosotros nos corresponde ser los anfitriones, pero no en Salinas. A nosotros más nos gusta las playas de Olón, Curia y San José, o más cercana a la frontera con Manabí. Menos turistas y menos ruido. Excelente hotelería para todos los bolsillos. El descanso es total. Nuestros amigos y nosotros, la pasamos bien. Las historias de actualidad, los proyectos futuros y la política, están a la orden del dia.
Ayudamos, desde la distancia, a componer el país.
Que por lo pronto, ante las noticias de los medios de información colectiva, hay mucha miopía y egoísmo, (Asamblea Nacional), y en los actores que dirigen la política ecuatoriana.
Un contrasentido inexplicable, donde los intereses cercanos están por encima de los intereses del país.
De no haber una reacción positiva, tendremos que decir como el Chavo, “y ahora, quien podra salvarnos”.
Uds tienen la palabra, yo callaré, con el corazón dolido.
La suerte de los ecuatorianos está echada. Por cuánto tiempo, no se.
Uds. me lo dirán.
“Ahora quien podrá salvarnos”? Nosotros mismo, es el único camino. La pregunta es: se debe seguir dejando las riendas del país en manos de tanto incapaz, de tanto forajido? Donde están los hombres probos, es que existen? Un saludo.