Soy un librepensador positivo.
Jamás he visto la vida con el pesimismo limitante de la amargura.
Sin embargo, en nuestro país la realidad es trágica y no estamos frente a un futuro de bonanza.
Desde el regreso al orden democrático constitucional, nos han gobernado distintas corrientes ideológicas y el resultado ha sido el mismo.
Quienes nos gobernaron dejaron al país más endeudado que antes y la brecha separatista de la inequidad social ha dividido más al Ecuador entre quienes todo tienen y los que nada tienen.
El resentimiento acumulado por quienes nada tienen que perder, ha sido astutamente manipulado por quienes han usado demagógicamente las carestías del pueblo y las han transformado en promesas demagógicas que jamás cumplieron.
La verdad es que a los políticos no les conviene ni les interesa cambiar las profundas y permanentes carestías sociales.
De que le sirve a un político mejorar la educación, si gracias a esta tara social heredada como política de estado, el voto popular no es pensante y se convierte en un voto emotivo y fácilmente manipulable para conseguir.
Los políticos de ahora son los mismos de siempre.
Lo que les interesa es seguir vigentes sin importar los camisetasos que deban dar para continuar medrando de los recursos del estado.
Hay dos grandes razones para ser un sujeto político: El dinero o el poder.
Cada cual sigue a su cada quién y mientras se tenga acceso a la elección mediante el voto popular, se mantendrá una relación de dependencia y sumisión hacia la vida partidista que conlleva el infinito adulo al dueño del partido.
En nuestro país se trata de los mismos de siempre con nuevas promesas que jamás se cumplirán.
Hemos probado de todo.
Hemos llegado hasta soñar la mentira de elegir a nuevos líderes que han sido peores que aquellos que sabemos se han hecho ricos gracias a nosotros.
Albert Einstein dijo que si para solucionar un problema aplicas las mismas soluciones que no te han servido para solucionarlo; el resultado será siempre el mismo.
Estamos frente a un futuro proceso electoral que deberá cambiar una patria que ya no aguanta.
El resentimiento indígena expresado a través de la agresión y el vandalismo, es un grave síntoma de una fiebre purulenta que precede a una pútrida infección social.
Mientras nos mantengan en la ignorancia educativa expresamente concebida por los protervos intereses políticos; nada cambiará.
Necesitamos personas no políticas que quieran mejorar de verdad a nuestro maravilloso país.
De no razonar nuestro voto, seguiremos siendo lo mismo de siempre.