Correa, en sus acostumbrados enlaces nacionales de los sábados, solía decir en la gran mayoría de ellas “que nos roben todo menos la esperanza”. Pasaron 10 años y Correa, cual Nostradamus, predijo lo que era un secreto a voces para los ecuatorianos: se robaron todo. En este 2019, próximo a cerrar sus puertas, no la hemos pasado nada bien y lo hemos terminado aún peor. Nada indica que las cosas mejorarán y con total desaliento, seguimos a la espera de que alguien, desde cualquier esfera, lidere la necesaria transformación que requiere el país.
Entre manifestaciones, violencia y destrucción, no terminamos de enrumbarnos tras los duros años del correismo. Por su parte, el Gobierno no encuentra la fórmula para promover el crecimiento de la economía y todo intento, resulta fallido. Empezó por proponer un subsidio a los combustibles, luego un proyecto económico urgente que fue rechazado por la Asamblea Nacional y ahora, tras supuestos consensos y diálogos con los sectores sociales y las bancadas legislativas, finalmente logró que sea aprobada su Ley Orgánica de Simplicidad y Progresividad Tributaria (LOSPT). Es decir, el Gobierno de tres pegó una.
En el 2020, el FMI anticipa que el Ecuador no crecerá. Por otro lado, se estima que el déficit fiscal arribaría, cerrando el año, a los cinco mil millones de dólares. De esto, con la LOSPT se pretende recaudar tan solo unos 620 millones. La inversión extranjera seguramente se lo pensará dos veces para colocar sus capitales, habiendo tenido hace pocos días un Riesgo País que llegó a la histórica y astronómica cifra de 1814 puntos. Aunque lo dicho no sorprende a nadie, desalienta saber que en los próximos 365 días solo existirá más pobreza y desempleo, como ya lo ha anticipado, también, el Colegio de Economistas de Pichincha.
La RAE define a la esperanza como el “estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”. Es decir, es aquel sentimiento intangible que se tiene, en el caso ecuatoriano, de que la economía prosperará, que existirán más plazas de trabajo, que las prestaciones de salud y educación mejorarán en calidad; y, entre otros, que la justicia empezará a hacer un trabajo más honesto. ¿Hay razones para continuar teniendo esperanza en este Gobierno? Seguramente, serán pocas, pero como siempre, seremos los ciudadanos los que sacaremos el país adelante, principalmente los que no vivimos de lo público. Veremos.
Creo necesario hacer un paralelo entre el Ecuador con Correa y Chile con Allende. Los dos destruyeron sus respectivos países y a Pinochet le tomó 17 años recuperar el bienestar de Chile gracias a una dictadura que simplemente hacía cumplir las ordenes que consideraba necesarias.
El Sr. Moreno no es un mago para arreglar toda la podredumbre correista en 2 años. Si queremos recuperar lo robado al igual que la institunalización en el menor tiempo posible tendremos que prescindir de todo «legalismo» instaurando una dictadura, lamentablemente INACEPTABLE.