Cuando se habla de “corrupción” la gente suele reaccionar de variadas formas… sucede algo parecido cuando hablamos de “belleza” o de “liderazgo”, hay tantas posibilidades para definir dichos vocablos que no nos ponemos de acuerdo, aunque sabemos que existen como conceptos…
En nuestra sociedad la gente adopta desde una actitud muy dura de rechazo hasta una contemplativa opinión que puede ir aparejada en la política –en el argot popular- con frases como “roba pero hace obras”. De una u otra manera la corrupción se ha vuelto una forma de vida cada vez más aceptada en los conglomerados humanos en los que dicotómicamente también se expresa que hay que luchar contra ella.
Este fin de año los comentarios en mi familia íntima han versado precisamente acerca de la “corrupción”, de sus deleznables propósitos, de lo inentendible de sus justificaciones, de lo miserable de su acción sobre los más necesitados, precisamente, de sus tentáculos infectados. Pero, la corrupción no es un ente físico material, no puede golpearse ni fracturarse, pero existe como “entelequia” como “idea” y lo peor de todo es que campea en gente a la cual conocemos y que toca explicar a los adolescentes más jóvenes que nos escuchan con atención en la mesa de cena. Lo que existen son los corruptos diría Aristóteles, la gente en físico que tiene comportamientos que va en contra de aquello que moralmente solemos aceptar como válidos en la sociedad y que causan daño, enorme daño a otros.
La pregunta que una de mis adolescentes sobrinas me hacía era… “pero tío… se nace corrupto o se hace uno corrupto… esas personas no las conocemos así, han sido siempre muy honradas…”. Y yo desde mi fuero interior trato de explicar que el ambiente influye, por supuesto, que obnubila a la persona por momentos, pensando que el dinero es la felicidad y que hay que obtenerlo a cualquier costo, que realmente sus valores flaquean en la vorágine del placer de tener lujosas casas, coches o fiestas palaciegas sin importar otra cosa que el “seudo-disfrute” que causan. Al final, le decía a mi sobrina… “todo eso… ¿para qué?”.
Dinero en exceso, mal habido, que ni siquiera se puede disfrutar frente al escarnio de la gente. Desesperación en el momento que no sabes cómo ocultarlo, guardarlo, evitar que salga a la luz pública. Separación de vínculos entre personas que en realidad te aman frente a los arribistas que te convencen que eres casi Dios y que puedes hacer lo que te plazca, que te llenan de “lisonjas” para obtener una pequeña o gran parte del pastel, del poder momentáneo, de la riqueza mal habida, de la mentira en la que se convierte tu vida.
Naces orientado, te desarrollas en un ambiente honesto con gente proba, te convences que no te llaman la atención los lujos, y luchas por prepararte para mejorar tu nivel de vida hasta que… resulta obvio que esa personalidad que desarrollaste, ese carácter que parecía fuerte, que los valores que te inculcaron y que pensaste siempre defender se desmoronan como un castillo de naipes porque decides vivir el momento y cometer todas las fechorías posibles para “ser feliz” y disfrutar tu cuarto de hora sin importar a quien o a quienes dañas.
Entonces esa lacra cancerosa que es la corrupción puede hacer suyo el carácter potencialmente imperfecto de los débiles, de quienes no cimentaron su carácter en el valor supremo de la verdad, la justicia y el honor, no naces con un gen corrupto, naces con tendencias hacia la vagancia, la poca inteligencia, la baja autoestima, la confusión de la personalidad y otros tantos terribles azotes, que expuesto a un ambiente en el cual se practican los actos corruptos como sinónimo de “viveza criolla” proporciona asombrosos “cambios” en seres humanos a quienes siempre los observamos de una forma bondadosa, abierta, honesta y cálida… vaya pues cuánto dolor!!!
Cuando en un país es difícil ganarse la vida por medio de un emprendimiento, la gente escoge la política como medio y este es el punto de partida de la corrupción.
Y la demagogia que es la herramienta para ganar elecciones, tiene un aliado poderoso en el «voto universal» que es el «cáncer» de la democracia.
Excelente y muy oportuno análisis.
Nicolás Maquiavelo, trató de explicar que el fin justifica los medios, y de este pensamiento se basan los corruptos para llegar al poder. Una vez con el poder deben mantenerlo con los mismos actos de corrupción y así se se mantiene un círculo vicioso en Ecuador siendo ya una cultura. Es lamentable ya que no se avizora solución a este mal social, a no ser, que se haga lo que se hizo en Singapur u otros países que mantienen la política cero tolerancia.
La honestidad no se vende, sin importar el precio! los verdaderos principios no claudican ni se condicionan segun la ‘tarifa’; es una cuestion de respeto a si mismo.
De igual forma, como una mujer decente no se prostituye, dependiendo de cuanto le paguen!.
La honra no tiene precio, ni se compra ni se vende!
Roberto Briones .
Cuán importante es la Educación, la del Hogar desinteresada impartida con Amor y buen ejemplo . No la escolarizada , que hoy en día es de adoctrinamiento en las escuelas públicas enredada en conceptos de género ,
tablas para el consumo, asimilación de Derechos egocéntricos, cargado de Irrespeto a la autoridad magisteril ,la que prefiere hacerse a un lado ,a ser ofendido , demandado por el pdre solapador que sin darse cuenta estará criando cuervos..
Lamentsble es la crisis educativa por la que atraviesa la Sociedad ec herencia perversa dejada por la década del correato: padres jóvenes sin empleo avenidos a un miserable bono, sujetos sin Voluntad, de dignidad perdida ante los hijos ;por lo que es imperioso LA REEDUCACIÓN de las Familias
para recuperar a nustra juventud .
Favor desde su trinchera con Voz autorizada, más campaña sobre la piedra angular de una Sociedad civilizada «»EL RESPETO «» a.la paternidad , al Maestro , a la Mujer , al niño , al anciano , a la Naturaleza , a tu cuerpo a tu persona, a las leyes naturales .
En las Escuelas y Colegios reforzar esta básica virtud en el diario caminar con respeto y con Amor .
normaveradeportés
Saludos, comparto plenamente la idea.
La troncha, la viveza criolla, la miseria humana, eso mismo es.
Alguna vez, un comandante de Marina influyó en la institución para su hija tuviera más sueldo que el mío sin tener el título ni la preparación, esa fue una de las primeras manifestaciones de corrupción que pude observar cuando empezaba la etapa adulta. Otros ejemplos: los amigos «del dueño» que consiguen beneficios, los padres que aplauden a Correa solo porque sus hijos recibieron una beca; hace poco, vi a una decana que no hizo columna sino que se valió de sus amistades para ingresar más pronto a la fila; esos actos también son corruptos. Lo que pasa, es que la sociedad no quiere reconocer que todos somos responsables de influir en un tipo de cultura que por herencia tal vez lo llevamos en la sangre y solo a partir de la Educación podríamos desarraigar aquella raíz que tanto daño hace..