Pase el fin de año en SALINAS, no lo hacía, quizás, unos 15 años atras. En aquella ocasión lo celebre en el S.Y.C. Me retiré a las 2am. Pero igual, pese a que nos encontrábamos en el 9no piso de un edificio muy cercano al S.Y.C.. En esa época en el área de CHIPIPE, en un sector de Palmeras, se apostaban orquestas de tercer orden con altoparlantes -millones de decibeles- y los empresas de LICOR, llegaban al sector y regalaban botellas a los celebrantes del año nuevo. No pudimos acoger el sueño hasta los 6am. Nunca más volvimos, hasta este año.
Nos invitó mi yerno a su departamento en Salinas, a una reunión muy íntima y familiar, creo que no éramos más de 12 personas entre mayores y chicos/as jóvenes.
Desde lo alto de su departamento, apreciamos los festejos de fin de año.
A partir de las 10pm hasta la 01am, de manera ininterrumpida, ese sector (CHIPIPE) se iluminaba con esos petardos de colores que tienen formas variadas, pero espectacular. Siguieron de manera esporádica, hasta las 3 de la mañana.
La quema de los años viejos, fue ordenada. Grupos de muchos “viejos”, en número de 10, desde el límite de la «BASE» de Salinas hasta el S.Y.C.
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Muy «reventados», con «tumba casas» incluidos. No faltaron los clásicos «globos voladores», peligrosos cuando caen sobre vehículos o casas, pero el viento los elevaban en dirección hacia La Puntilla de Santa Elena y caían al mar.
Las embarcaciones de paseo, se iluminaron todos frente a la costa, muy bonito espectáculo. No faltaron las motos de agua, los ciclonautas, y las «bananas», con jóvenes, que ante un giro brusco del piloto, todos caen al mar y llegan nadando a la orilla.
La playa de este sector ,-gracias a la marea baja, estaba cubierta de unas 2000 sillas por lo menos, para apreciar el espectáculo.
Todo estuvo «previsto» para la celebración. No aprecie en la playa, a un solo Policía Turístico, a un solo marino, ni un solo salvavidas, pese a cálculos de personas de Salinas y de Provincias, se acercó en número, a las épocas de Carnaval o Semana Santa. De vez en cuando un pequeño helicóptero aparecía y desaparecía.
La Hotelería hizo su Agosto, con buenas ofertas para el turismo familiar.
En la reunión familiar, ya hice un centenario: el pueblo tiene plata -la llamada clase baja-.. Un amigo, que fue a saludar a mi yerno, me corrigió. Me dijo, Sucre, se equivoca, es puro «tarjetazo». Le dije, sí, pero la clase media, que es muy generosa, y no puede dejar de regalar en la Navidad, aprovechando las interesantes ofertas, -descuentos y meses de gracia sin intereses-. La juguetería de procedencia China, es muy tentadora en estas épocas, por su precios económicos. Los locales, chinos y surcoreanos, se están multiplicando, sobre todo en Guayaquil.
Las toldas en la playa, cuestan $12,oo el día, las sillas entre $2.oo y $2.50 cada una., las colas a $1.oo y la cajetilla de 10 cigarrillos $4.oo y O.50 centavos la unidad.
El otro gran sector que ofrece productos navideños, de todo tipo, son las famosas Bahías de Guayaquil, donde el público en épocas navideñas se vuelca a hacer con tiempo y hasta el último momento, sus compras navideñas.
Bien por Salinas, mal por los medioambientalistas, que no habrán podido dormir, por el ruido, el humo y la rabia de experimentar, que Gobiernos Autónomos Descentralizados (GADS), comerciantes y ciudadanos en general, en el mes de diciembre, hacen caso omiso a sus predicciones, de la tierra, del medio ambiente, del calentamiento global y del Cosmos.
Un clima espectacular y buena brisa acompañaron el entorno.