21 noviembre, 2024

Incremento de Seguridad

En una entrega anterior indicaba que Guayaquil se estaba convirtiendo en una ciudad insegura por el incremento de hechos delictivos. Más los últimos acontecimientos que se han dado en el país, como son secuestros, asaltos, asesinatos, etc., evidencian que es a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.

El Acuerdo o Convenio firmado entre la Municipalidad, el Ministerio del Interior y otros organismos vinculados a la seguridad ciudadana, aun no presenta números satisfactorios. Las cifras demuestran lo contrario y el sentir ciudadano también.

En el primer mes del año se han dado hechos delincuenciales que hacen presumir que hay influencia de personas extranjeras que con mucha más experiencia están haciendo de las suyas en el país. El sicariato, así como el asesinato a sangre fría, lo demuestran.

La inseguridad que palpa la ciudadanía se confirma por las acciones que se empiezan a tomar en algunas poblaciones donde ya hay grupos decididos a defenderse de los antisociales a como dé lugar. Incluso hay barrios que se han autoprotegido con elementos tecnológicos como cámaras, cercos eléctricos, puertas magnéticas, etc., y capturan por su propia cuenta a los malandrines para entregarlos a la policía.

El asesinato de una mujer de la tercera edad a pleno luz del día y a la salida de un centro comercial en Quito para robarle sus pertenencias, no es sino un hecho más que se suma a las estadísticas. La delincuencia está operando muy bien armada y organizada como lo prueban las capturas. 

Los Convenios y reuniones para tratar la inseguridad son plausibles, pero ya es hora de resultados. Los jueces deben hacer su parte administrando justicia para que los ciudadanos sientan que los protegen y no como se percibe con aquellos que asaltaron el país y que aún no se los juzga o se los libera y siguen tan campantes. El mal ejemplo se convierte en algo contagioso.

 

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Pensando en el primer café

I

Me parece increíble que suceda pero es así. Por la noche cuando me voy a dormir, en lo último que pienso es en el grato momento que vendrá mañana, cuando al fin en serena soledad, disfrutaré mi cafecito mañanero, junto a un pan tostado untado con mermelada y mantequilla, acompañado con un pedacito de queso.
Ese desayuno, saboreado desde la noche anterior, es el gran banquete de cada mañana y el que me sirve de energizante para iniciar las labores del día. Sin ese cafecito americano caliente, mi favorito, acompañado del pan tostado, el día pasa sin sabor, peor aún mi carácter sufre una metamorfosis negativa, ya que necesito ese café como al sol de cada día.
En torno al café se pueden contar mil historias, arreglar y descomponer el mundo, y de hecho ha sido así. Dice la tradición que desde la época del Profeta Mahoma. Una vez que el profeta estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la fuerza y la virilidad, ofreciéndole una bebida negra,…entre los árabes es también común la lectura del café. Te tomas una tasita de café y dejas un conchito al fondo de la taza…

Reinventemos una sociedad.

Marcha por Guayaquil

Hoy en día es muy común ver en la televisión, escuchar en la radio o leer en los periódicos sobre casos de crímenes en cualquiera de sus especies; ya sean éstos, asaltos, violaciones, secuestros, o cualquier otra vulneración al derecho ajeno.

Yo me pregunto “¿Dónde quedaron las buenas costumbres y el amor al prójimo que tanto tratan de infundirse?” Definitivamente son sólo el recuerdo de una época en la que enterarnos de que mataron, secuestraron o violaron a alguien, era algo que nos sorprendía.

En nuestra sociedad contravenir las leyes se ha vuelto una costumbre; y como la costumbre es una fuente del Derecho, que Dios nos ampare, y que arrebatar lo ajeno, matar, o violar, no se tipifiquen en alguna norma.

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