Toda la ciudadanía sigue por los diferentes canales de información, el juicio SOBORNOS 2012-2016. Con todas las pruebas que se han presentado y la forma de querer defender lo indefendible, por parte de la legión de abogados de los culpables, creo que ya los ciudadanos están conscientes de lo que ha ocurrido.
¡Da asco y repugnancia ver la actuación de la defensa en este juicio! Asco, por los testigos que han dicho y ahora se desdicen, que hacen declaraciones y luego no se acuerdan de nada (tienen el mismo Alzheimer del Capo di tutti capi, no se acuerdan de nada de lo que hacen o dicen), que niegan y se contradicen, y de los abogados defensores, que pueden ser muy buenos como abogados, pero que demuestran no ser honestos, ni amar a su país, que lo único que les interesa es ganar dinero. Por algo dice el refrán (que insulta a los perros, que son animales leales, pero honestos): “Por la plata baila el perro; por el oro, perro y perra”.
Las pruebas ya están presentadas. Falta por ver si los jueces son o no honestos. La gran ventaja que tienen los que están siendo juzgados, es que, como ellos fueron los que llevaron, ellos son los que tienen el dinero, es decir, tienen $millones$ de razones para defender su causa. Esto hace que los testigos se contradigan, que se detenga el juicio por tal o cual idiotez, y que la vendada justicia levante un poco la venda, porque eso sí, hay que ver bien los billetes que se reciben, porque de otro modo…
¡Cuánta falta hace en este país gente honesta y seria, que no doble la rodilla ante el poderoso caballero, Don Dinero!
Todo lo que ha ocurrido, es porque desgraciadamente vivimos en un país de “avivatos”, donde la sapada es la que impera. Si puedo comprar las preguntas, ¿Para qué estudiar? Es más cómodo ir al cine o a bailar con la pelada. Lo mismo que los Empresarios que, para que arriesgarse presentando su propuesta y arriesgándose a perder, si tienen “contactos” y es más fácil subir el precio de mi oferta en un 30%, para dar de comisión y tener asegurado el contrato.
Nos importa mucho más el dinero que nuestro honor, nuestra decencia, nuestro buen nombre. Preferimos que nos vean y nos critiquen por detrás, diciéndonos cualquier clase de epítetos disonantes, pero como tenemos dinero, nos invitarán a todas partes y nos rendirán homenaje.
¡CUÁNTO EXTRAÑO EL ECUADOR DE ANTES, CUANDO VALÍAS POR LO QUE ERAS Y NO POR LO QUE TENÍAS!