Expresión que tiene múltiples significados pero que se relaciona con una actitud o conducta de un individuo al que no se lo debe dejar desarrollar mucho en sus actuaciones o forma de hablar.
Las palabras mediante las cuales Vargas quiso demostrar su autoridad ante el gobierno de Guatemala y que luego repitiera en nuestro país, donde se calificó como segundo presidente luego de Moreno, no solo denotan una ignorancia supina, sino también hasta dónde puede llegar la prepotencia de un individuo de escasa cultura cuando se le da mucha piola.
Sin muchas contemplaciones Alejandro Giammattei, Presidente de Guatemala, puso en su sitio al plumífero que según él había ingresado a su país en forma ilegal y eludiendo los controles migratorios. La actitud es plausible al no permitir que un extraño pretenda soliviantar a su pueblo.
Las múltiples declaraciones de Vargas desde el mes de octubre del año pasado cuando se dieron las manifestaciones y actos vandálicos muchos encabezados por él y sus seguidores, ya no solo son ofensivas, sino que tienen visos de ilegalidad que deben ser sancionadas.
El dirigente indígena desconocido por su propio pueblo, tiene una lengua tan larga e incontrolable que se permitió llamar a las FFAA a ignorar la autoridad del presidente Moreno proponiendo crear un ejército paralelo que defienda a las comunidades que dice el representar; pronunciamiento que hace rato debió ser motivo de sanción ejemplar.
A Vargas se le ha dado mucha piola. Hace lo que le da la regalada gana sin penalidad alguna. Bajo el cuento de ser amazónico mando a cerrar todas las llaves de los pozos petroleros y, califico a Lenin de patojo de mierda. Solo con esta última expresión lo debieron meter al tarro.
Como segundo presidente que se autoproclama, Vargas debería saber que no gobiernan los pies, sino la cabeza.
El dar mucha piola soprestexto de respetar derechos que no son respetados por otros, es síntoma de debilidad.
Es inaudito que este excremento social siga libre.