Sensación que se percibe a partir del desarrollo de una o más situaciones que suponen una amenaza o peligro para el bienestar de una persona, caracterizada por sentir un temor o miedo muy intenso.
En el país estamos encontrando diferentes formas de pánico con manifestaciones disimiles. El de mayor actualidad el coronavirus (covid-19); otro el experimentado por los involucrados en el juicio 2012-2016 y por último y no menos importante el del gobierno de Moreno.
La información que proporcionaban los funcionarios gubernamentales con discursos contradictorios entre el ministerio de salud, el de telecomunicaciones y otros, al revelar el primer caso de covid-19, desataron una alarma innecesaria que termino en un pánico que volcó al pueblo a las farmacias en busca de mascarillas, alcohol, gel antibacterial, etc. Por las puras alverjas como se dice vulgarmente
Conforme el juicio de los sobornos va tomando cuerpo con las versiones de los testigos llamados por la fiscalía y los de las partes involucradas, el nerviosismo de los 21 procesados por posible cohecho se transforma en una suerte de pánico, hecho que los está haciendo caer en contradicciones y en que algunos canten cual canarios, mientras los abogados se esmeran en crear galimatías.
El jefe del cartel, el que craneaba todo, debe estar al borde del colapso nervioso. Sus gurrupiés están reconociendo la estructura criminal que se montó, al punto de que no han encontrado nada mejor que ir por el lado de las amenazas y se dice por propuestas indecorosas que son su fuerte, al margen de desatar una guerra en las redes sociales buscando la confusión. Están entrando en pánico.
Por el lado del gobierno el tiempo para ciertos cambios y aprobar leyes que beneficien la rehabilitación del país y la generación de empleo, se le está terminando. Concluida la vacancia de la Asamblea se dará un cambio en donde la tira y jala será pensando en las futuras elecciones y nada más. El pánico vendrá por el lado del Ejecutivo al verse cruzado de brazos.
Si el gobierno no logra arreglar el tema del subsidio de los combustibles; de medidas para reducir el gasto público; solucionar en algo la corrupción del IESS; y solventar la caja fiscal hasta fin de año, los que entraremos en pánico seremos los ecuatorianos ante la aguda crisis que se nos vendrá.
Con todo respeto, pero parece que el articulista està viendo para otro lado, «el que craneaba debe estar al borde del colapso nervioso» parece ser no tan cierto.
Contraloria pide eliminar el partido «del que cranea» y resulta que el CNE dice lo contrario, El CNE en la actualidad desde el 12 de Marzo es la primera autoridad a nivel nacional con la facultad de remover a quien no acate sus disposiciones ya que estamos en «proceso electoral».
Se està cocinando el regreso del «craneador» desde el mismo poder ejecutivo y legislatvo, han ganado tiempo, casi 3 años, con el «dizque combate a la corrupciòn» y los ùnico que han hecho es victimizar al «craneador» y su partido.
Yo tengo mis dudas de que «el craneador» y los maximos respresentantes de los poderes del estados esten enemistados, Durante este tiempo han jugado con los periodistas, con los opositores del «craneador» haciendose ver como enemistados cuando en secreto son «compadres»…..a veces el deseo de ver preso a alguien obnubila el pensamiento y la razòn. Todo es cuestiòn de analizar los hechos y los tiempos… del resto del articulo me parece correcto lo que escribe el señor articulista.
en política, en este país, todo es posible……. lo bueno, lo malo, y lo feo! otra cosa es lo conveniente!. no todo lo popular en bueno, ni es cierto. Los mentirosos carismáticos son generalmente populares. La justicia no debería ser ni mentirosa, ni carismática, obviamente en la practica, no aparece ser muy popular ejercerla como es debido, sobre todo cuando es menester sentenciar al mentiroso carismático popular, aunque sea culpable de muchos delitos, probados y comprobados. La política y la justicia, no suelen caminar en el mismo sentido cuando hay intereses de por medio. Por eso el craneador, que sigue siendo popular, mentiroso y carismático, aunque sigan apareciendo pruebas contundentes que lo incriminen como responsable de algunos delitos, sigue tan campante como Johnnie Walker.