21 noviembre, 2024

Los rebeldes de mi patria…

La verdad es una mentira sobre la que todos nos ponemos de acuerdo.

En el mundo la verdad es la mentira más difundida.

Hoy actuamos como un caníbal que depreda a sus hermanos.

Esta práctica antropófaga es la resultante de una manipulación perversa de los resentimientos sociales.

Los mayores objetivos de los tiranos han sido la ambición, el autoritarismo y la perpetuación en el poder.

Todo lo que hacen está diseñado para mantenerlo.

Imponen sistemas dictatoriales disfrazados con ropaje democrático para manipular a los incautos.

Mediante la instauración del miedo logran el silencio ciudadano y con la persecución consiguen el comportamiento sumiso de la gente. Frente a esta tiranía existen tres formas de comportamiento de los ciudadanos. El que se beneficia, el indiferente y el luchador.

Son posturas resultantes de las imposiciones hechas a base del terror, persecución y violación de los derechos ciudadanos.

En la actualidad el ciudadano es anárquico, conformista o rebelde. Esto lo será dependiendo si es opresor, oprimido o libre pensador.

El anárquico es un reaccionario. Actúa desde su rabia, con su violencia y para su ego. Su accionar no surge de su conciencia Abusa del poder para vengarse de aquello que lo hiso sufrir por no haberlo tenido. Aunque el anarquista ataca a la sociedad establecida, el solo hecho de estar contra ella no significa que está en lo correcto.
El anárquico solo está contra lo viejo, pero no tiene ninguna visión democrática del futuro. Tampoco el concepto de porqué se opone a lo que odia. Es un fracasado y el fracaso es su refugio. Depende de lo que haya hecho la sociedad para reaccionar. Estará siempre en manos de ésta y del sistema que tanto ataca.

El anárquico es un autoritario superlativo en el manejo del poder. Cometerá actos estúpidos por decisiones impulsivas que no puede controlar y que conllevan la muerte de algunos compatriotas. El anárquico se irrita, ataca, burla e insulta a la gente para proyectar su odio, pero con eso, no hace nada para obtener la paz en su país.

El conformista es un cómodo del sistema.

Se adapta con facilidad a los abusos del poder. No hace ninguna protesta aunque sepa que en el gobierno hay corrupción, prepotencia y cosas turbias que se deducen por sentido común. Es un cobarde cuyo mayor miedo es el miedo a que le hagan daño por luchar contra lo que le quieren imponer. La sumisión es el precio que paga por ser esclavo. Hace lo que le digan para no contrariar a quién lo domina. En su sometimiento está su cobarde complicidad con el tirano que ostenta el poder. No hacer nada para luchar por lo que se cree o contra quién lo oprima, es característico de los mediocres, cobardes o los que tienen rabo de paja y tienen que callar.

El rebelde es un ser superior.

No actúa reaccionando contra el sistema sino accionando para cambiarlo. No está contra la sociedad sino a favor de que ella sea diferente. Su actitud es positiva, no negativa. No está enojado contra el sistema, si no que desea transformarlo. Está lleno de pasiones e ideales. Es un libre pensador que no acepta imposiciones ni órdenes de nadie. Es un mutante del sistema que anda en busca de una nueva realidad. Cuando enfrenta a la muerte más vivo se siente. Es un ser indómito y enamorado de su patria. Construye caminos para que otros los caminen, no acepta a los tiranos y transforma todo lo que está mal establecido.

Para callarlo tendrán que matarlo. Jamás claudica en el combate al anarquista y está dispuesto a morir por la libertad de su pensar.

Yo soy un rebelde. Muero por lo que creo y lucharé contra la tiranía que me quieren imponer. Mucha gente me pregunta porque peleo tanto contra un dictador tan poderoso. La respuesta es que no puedo ser sumiso, cobarde ni conformista.

El respeto a mí mismo y mis principios, me impiden claudicar mis convicciones para convertirme en un sometido.

Mi lucha no es por luchar, sino por evitar una tiranía que nos quite la libertad de expresar lo que pensamos. No acepto que me digan que sentir, peor como vivir. Esta no es una pelea contra un individuo, sino una lucha contra la tiranía que nos pretenden imponer.

Yo quiero un país diferente.

Nos merecemos una paz social construida a base del respeto al derecho ajeno.

Necesitamos un nuevo equilibrio social.

Si debo morir para vivir en libertad; prefiero yacer sin vida en una tumba, que agonizar sometido de rodillas en lo que aún queda de mí patria.

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