Nos dijeron “quédate en casa”, nos explicaron de muchas formas las ventajas del aislamiento durante la pandemia, nos mostraron hechos inequívocos como la gente muriendo en los hospitales y los profesionales de la salud desbordados, nos indicaron las necesidades de los más desposeídos atacados cruelmente por la enfermedad… sin embargo, mucha gente “parece” que no lo ha entendido y se expone sin reparos a espacios atiborrados, agrede a las autoridades, denigra a quienes nos cuidan y hasta se siguen sintiendo dueños de la verdad absoluta aprovechando las redes sociales abiertas…
Estoy convencido que quienes actúan de una manera tan absurda y atentan contra su salud y la de sus semejantes al no entender que podemos ser factores de diseminación de la enfermedad o adquirirla de otro asintomático adolecen de grandes vacíos existenciales que nos les permiten “tomar decisiones moralmente válidas” y éticamente responsables. Las costumbres son limitantes en muchos casos, la cotidianidad nos induce a repetir inconscientemente ciertos actos, los filtros mentales nos obnubilan para tomar decisiones y la ignorancia es atrevida. Lo cierto es que hay una considerable minoría que no reconocen a los valores humanos como brújula orientadora de la existencia y actúan de manera doméstica, por decir lo menos.
Los valores son creencias de naturaleza ética, profundamente arraigadas en tu ser, que te dirigen hacia lo correcto. Y con mayor razón en la actual incertidumbre. Digo, hacia lo que me parece correcto, no hacia lo que me gusta, lo que prefiero o lo que me causa bienestar. De allí la heroicidad de los médicos, enfermeras, personal de salud hospitalaria, camilleros, transportistas y repartidores de alimentos, policías, periodistas, entre otros.
Se nos pide permanecer en nuestros hogares… ¡el valor de la paciencia, de la obediencia, de la humildad, del respeto personal y a mis semejantes!
Se sugieren normas de bioseguridad como lavarse las manos con jabón, usar mascarillas, ponerse guantes, usar alcohol como desinfectante de manos y de objetos… ¡el valor de la disciplina, del orden, de la organización, de la limpieza y pulcritud, de la priorización!
Se induce a aprovechar los momentos en familia para el sano disfrute y para compartir en el amor los momentos difíciles… ¡el valor de la unión familiar, de la formación en equipo, de la comunicación asertiva, del amor!
Se nos alerta sobre conservar una mente sana y evitar el estrés postraumático que es típico en guerras como la actual… ¡el valor del pensamiento reflexivo y positivo, el disfrutar de buenas lecturas y de películas motivantes, la ingesta de alimentos sanos y reconfortantes!
Y podría seguir enumerando todos los beneficios axiológicos que nos depara el tener “Carácter”, hasta llegar a la posibilidad de enfrentar con confianza y con FE las actuales circunstancias. No tenemos otra opción que fortalecernos espiritual, moral y éticamente.
Hoy nos damos cuenta que no estuvimos preparados pues no nos han formado así. Las VIRTUDES CARDINALES salieron de nuestra vida, y hoy vagamos sin rumbo. Tratamos de encontrar culpables y nos volvemos al insulto hacia determinada ciudad o grupo social para justificar que como sociedad hemos fallado, pues fuimos mudos testigos de los cambios que durante varias décadas se hicieron en la educación de nuestros chicos y jóvenes, así como en las familias convencidas por los falsos líderes de que todo estaba bien. Muchos de los que deben liderar esta crisis son producto de estos sistemas deshumanizados en la formación de la familia y de la sociedad en la educación formal… ¡Debemos comenzar a repensar nuestro futuro en lo personal y en lo social! Ética individual, ética colectiva, las crisis suelen permitirnos discernir entre lo esencial y lo accesorio… ¿le parece?
Pensar en nuestro futuro siempre lo hacemos las personas de bien. Pero me disculpará usted mi doctor, pero de todo lo malo extraigo es que ese porcentaje no llega al 5% en nuestra ciudad. Para mi el resto los 95% si hemos obedecido y esperamos sobrevivir a las imprudencias o desaciertos de una pequeña fracción de la población.
…Solo dejar mi admiracion hacia tan hacertado comentario….Y mire como me juega mi mente. y se pregunta….que seria de nuestra educacion…si tan solo existieran mas Dr.Briones guiando a esta juventud…haciendole frente a las diversas problematicas?….y me respondo….Conformate con lo que hay….Un saludo a ud Dr.Briones…
La Medicina no es lo mismo que la Salud, y la diferencia está en la Educación. Se educa desde nuestras costumbres, nuestros sistemas de valores, es decir desde la Cultura. Todas estas palabras que escribo con mayúsculas se priorizan con minúsculas en nuestra sociedad. No únicamente desde lo económico, especialmente en la cultura familiar, comunitaria. Ha fallado la Educación, en la comunidad y especialmente en la familia.
Es bueno sentir que ya hay luz en la oscuridad. Que el arbitraro 5% busca en la coherencia de la necesidad cumplir con uno, para el.bien de todos. nos falta entre otras cosas entender que el bien colectivo se basa en la acción de uno para beneficio de muchos. Eso nos puede tomar una decada educativa al Ecuador y ojalá ya se este gestando.
Y la mayoría ha obedecido el #QuédateEnCasa, ha seguido las normas de seguridad y las estrategias para evitar traumas y stress, ha fortalecido lazos de unión familiar y de cristiana, tal cual muy bien detalla tu artículo.
Como humanos, hay quienes buscan culpables y piden justicia rendición de cuentas; tienen todo el derecho de hacerlo pues han cumplido con los deberes cívicos y tributarios.
Que las evidencias, tanto de lo positivo cuanto de lo negativo que ha surgido de esta pandemia, sirvan para mejorar como Estado y como ciudadanos, bajo el denominador de valores humanos culturales navionales y globales.
Gracias por conducirnos a la reflexión con este artículo.
Saludos, mi querido amigo.
Difícil encontrar culpables, los hay varios, pero al menos en Guayaquil ha quedado al desnudo el famoso y tan cacareado modelo exitoso, que ha demostrado que no pensar en lo que menos tienen, ha vuelto a los guayaquileños tan débiles como su vecino más pobre, y les ha pasado una factura muy cara facturada en vidas y aún no va a parar hasta que se den soluciones estructurales
Y la mayoría ha obedecido el #QuédateEnCasa, ha seguido las normas de seguridad y las estrategias para evitar traumas y stress, ha fortalecido lazos de unión familiar y de fe cristiana, tal cual muy bien detalla tu artículo.
Como humanos, hay quienes buscan culpables y piden justicia rendición de cuentas; tienen todo el derecho de hacerlo pues han cumplido con los deberes cívicos y tributarios.
Que las evidencias, tanto de lo positivo cuanto de lo negativo que ha surgido de esta pandemia, sirvan para mejorar como Estado y como ciudadanos, bajo el denominador de valores humanos culturales navionales y globales.
Gracias por conducirnos a la reflexión con este artículo.
Saludos, mi querido amigo.