Hablemos menos y hagamos más

Años atrás, INVITADO por la C.C.G. (Cámara de Comercio de Guayaquil), para la celebración de un aniversario más de su existencia, un 5 de junio, fecha que el Presidente ALFARO la fundó. Me correspondió asistir a la lectura del informe de labores del Presidente saliente, a quien se le ocurrió la PEREGRINA idea, de leer un larguísimo informe por sus cada dos años de labores y no un resumen de sus 6 años, como Presidente de la Cámara.

Después de unas 2 horas y más que le llevó al Presidente saliente, contarnos hasta los más mínimos detalles de su gestión, entregó el mando a su sucesor, quien en un rápido discurso, empezó diciendo: “Hablemos menos y hagamos más”. Con esta escueta frase, creo que le dijo su antecesor, todo lo que le hubiese tenido que criticar a su gestión  en el cargo.

A los profesores que hablaban muy rápido, en mi época universitaria aun cuando eran excelentes maestros, les decíamos, -entre nosotros- ahí viene “veinticuatro mil palabras”, como decía una canción, de moda en aquellos días.

Años atrás, siendo alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en tiempo de exámenes finales orales, -de Filosofía del Derecho-, uno de mis compañeros y excelente estudiante, se presentó al examen final de esta materia, cuyo profesor era nada menos que el inteligentísimo sacerdote jesuita, José Joaquín Flor Vásconez.

A mi compañero, le tocó un tema  bastante complicado, relacionado con el pensamiento filosófico de KANT.

Mi compañero, tragaba duro, su propia salida y no acertaba sino a decir     ciertas incongruencias, precedidas de la palabra, “DIGAMOS”. Digamos…. (tal cosa); digamos:…(tal otra). Aspectos que realmente nada tenían que ver con tal, pensamiento filosófico.

Fue entonces cuando, este exigente profesor, le dijo: “Señor…. “DIGAMOS MENOS DIGAMOS, Y DIGAMOS  MÁS” !!! . Tocó el timbre y mi compañero se quedó para abril.

Casi 50 años más tarde, el turno le toco a mi querida Alcaldesa, que según me comentaron mis amigos del FB, ha tenido más de una  desacertada actuación, al igual que ciertas declaraciones políticas. -Justo, en tiempos de la PANDEMIA-. “Que mal esta Cynthia”, así se expresan en las redes, ciertas partidarias y amigas.

Fue nada menos, que nuestro Vicepresidente y Presidente del COE, (Comité de Operaciones de Emergencia), contra el Coronavirus, quien tuvo que llamarle la atención, ante declaraciones nacionales e internacionales de nuestra Alcaldesa, a cuyos medios televisivos y radiales, nuestro “Vice”, ha tenido de que acudir y contradecirla.

“HABLE MENOS Y TRABAJE MÁS”, le dijo. Una especie de jaloncito de orejas, a nuestra Alcaldesa, por sus imprudencias, cometidas en estos 3 meses de Pandemia.

Me parece que hay una especie de CONFUSIÓN, en las actuaciones de la Alcaldesa de Guayaquil. La primera, se dió con el “cierre” del Aeropuerto de Guayaquil, enviando a los vehículos de la municipalidad, a ocupar las pistas de aterrizaje del aeropuerto, para impedir el aterrizaje de un avión, que en vuelo internacional -vuelo humanitario- había llegado a Guayaquil, a recoger extranjeros -de paso o radicados- que deseaban regresar a sus países de origen. Un absurdo que podría haberle traído, otro tipo de consecuencias.

Luego, la segunda, se declaró víctima del CORONAVIRUS, y se aislaron en su domicilio ella y su marido por contagio. Como es lógico, conozco más de una pareja de casados, contagiados, -por suerte recuperándose-.

Quince días más tarde, se declaró curada del virus y volvió a la Alcaldía, a las calles, y a realizar los tareas propias de su cargo (???).

La “Sal quiteña”, propia de, sobre todo, políticos, periodistas y columnistas, llevó  a Dn. Simón Espinosa, en su columna del Diario El Universo, a preguntarle: “¿envíenos la receta?”.  Receta que actuó tan eficientemente, que ni los médicos más expertos del Ecuador y del mundo, la obtienen todavía.

Si la tiene, tendría la obligación moral, de indicarnos si también se curó su marido y explicarnos ¿cuál es, su estado de salud?, y si acaso, también se curo, les extiendo mis felicitaciones sinceras. Hay mucha gente que no le cree lo de su afectación, -yo, si le creo- pero no dejo de admitir, que estoy sorprendido con su rápida recuperación.

No se trata de que me estoy metiendo en su vida privada. El Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy, lo dijo en alguna ocasión: “La vida privada de un hombre público, es tan pública como la vida pública de una prostituta”

Las terceras, dicen relación a sus declaraciones para los medios televisivos y radiales, del país y del extranjero, como ya indique, y una mas reciente, -esta es una gestión, que intenta la ALCALDESA, que me parecería, no va en línea, con la “SEMAFORIZACIÓN”, (aislamiento total, primeramente, y luego descongestión progresivo del aislamiento).

Medida propuesta. al país, por la Ministra de Gobierno, la Dra. María Paula Romo (???). Que nuestra Alcaldesa aspira hacerlo por su cuenta, en Guayaquil, con un proceso de sectorización, en cuanto a la movilidad de la ciudad, que según ella, se requiere. Procedimiento, también descartado por el COE.

¿Qué está pasando con esta valiosa y exitosa mujer política guayaquileña?, que está dando “palos de ciego”, en “casos de bulto”,       aún cuando en muchos otros no, en esta etapa, tan delicada por la que transita el ECUADOR: Una agresiva afectación de salud a sus habitantes y una crisis económica de consideración a su gobierno.

Para muchos, podría ser un exageradisima identificación con con un Partido y con una sigla: “PSC-MG” y por supuesto, un exagerado amor a la ciudadanía que la vio nacer.

La ciudad y el país, le pide a nuestra Alcaldesa, mesura, comprensión y coordinación con el COE, antes de actuar.