Hemos llegado al 2020, en que el status de la mujer ecuatoriana es completamente interesante y al mismo tiempo ambiguo, para quienes lucharon y luchamos por ella; que, hay que reconocer, se lo hizo especialmente, desde la parte jurídica de sus derechos.
En lo que respecta a la mujer ecuatoriana, como a la de muchas partes del mundo, el alcance de sus derechos ha sido efectivo, lo que no solo nos place, sino que vibramos ante la incursión de ella en todas las instancias gubernamentales de nuestra nación: Congresos, ministerios, alcaldías, gobernaciones, juzgados, etc., etc.
Una generación de mujeres jóvenes y optimistas, incluidas legalmente por la Constitución.
Y entonces, nos decimos -No fue en vano la lucha de tantas mujeres ecuatorianas desde diferentes estrados: políticos, sociales y gremiales…
Mas, en lo que señalo como ambiguo, está la tragedia que viven hoy miles de mujeres ecuatorianas, ante el regreso de miles de hombres a la era cavernaria -en que con garrote en mano, las arrastraban, como señal de su machismo y fuerza bruta-
Hoy: con machete, puñal o cuchillo, revolver, ácidos, fuego, etc., etc., las matan descuartizan e incineran, igual a las que apostrofan y golpean dentro de sus casas…
Nos causa indignación y lastima, la deshumanización a la que han llegado dichos individuos, indignos de llamarse hombres.
Y entonces, junto a nuestra indignación y lo que tantas instituciones hacen hoy en defensa de la mujer. Les corresponde a todos los otros hombres ¡Reaccionar! a nombre de las mujeres, madres, esposas, hijas, hermanas, novias, amigas y ahora hasta niñas inocentes ultrajadas…
Alguna vez señale esas acciones primitivas, de dichos sujetos, “como revanchismo”; pero el fenómeno es más complejo: como producto de circunstancias socio-políticas, económicas, culturales y principalmente el nivel de ignorancia en que crece la mayoría de esos criminales: entre la pobreza y el analfabetismo, muchos criados en las calles-mientras sus madres buscan el pan en otros lares y ellos, como “hijos de nadie” entre las drogas y el alcohol, dedicados al robo y al asalto…
Es entonces, cuando, a los hombres consientes, educados, honrados –que si los hay- les toca decir ¡Basta! y cual legionarios del siglo XXI, desde sus diferentes esferas, ejecutar la acción reivindicadora.
Sobre todo, a los gobernantes: hacer cumplir las leyes obligatorias de educación Básica completa, para todos los niños pobres, como igual su continuación preparatoria en los Centros de oficios y profesiones medias, que deben volver a su funcionamiento, en todos los perímetros de la Patria ecuatoriana.
Y algo esencial:
¡Un llamado a la conciencia de los maestros laicos y religiosos, del Siglo XXI!
A ejercer su apostolado de formación humana en sus alumnos, de todos los niveles socio-económicos; basados en los valores éticos y morales, que en sí, es la Inteligencia moral, que debe activársela desde las bancas escolares, en sus sentimientos de amor y respeto humano, entre los que cuenta a ¡LA MUJER MADRE!
“Por la paz del mundo”