Me deja perplejo la forma de pensar de muchas personas, y más me asusta ver cómo se desdicen.
Todos, o al menos, la gran mayoría, dice defender los derechos humanos básicos: El derecho a la vida, Nadie tiene derecho a atentar contra tu vida. ¡Tu vida es sagrada! Si alguien atenta contra tu vida, será juzgado e irá a la cárcel. El derecho a pensar libre, pero respetando también el pensamiento de los demás y sus derechos. El derecho a poseer, a la propiedad privada. Siempre se ha dicho: “Mi derecho termina donde empieza tu derecho, y tu derecho termina donde empieza mi derecho”, es la ley de la reciprocidad. Gracias a esa ley, podemos vivir en armonía de otro modo, nos mataríamos unos a otros y la vida sería imposible de vivir, nos comeríamos unos a otros.
El socialismo está reñido con los derechos humanos, por eso, cuando se llega por la fuerza a obligar a que una propiedad de alguien pase a ser del Estado, y éste a su vez, la pase a otras personas. Se está atentando contra la propiedad privada.
La excusa que ponen los socialistas es la inequidad mundial. Hay pobres y ricos. Recuerdo la historia de un Rockefeller, cuyo amigo siempre le reclamaba que él, que era rico, le debía dinero, porque todos teníamos derecho a poseer y Rockefeller le debía lo que a él le correspondía de su fortuna. Llegó un momento en que Rockefeller dijo a su secretaria, que pidiera al Contador el valor de todas sus propiedades y que lo sume a todo lo que tenía en todos los bancos. Además, le pidió que averigüe la cantidad de personas que existían en el mundo en ese entonces. Con esos datos, pidió que dividan el valor de todas sus posesiones y dinero, para el número de habitantes que había en el mundo y salió que cada habitante debía recibir $ 26,48. Entonces sacó de su cartera treinta dólares, y se los dio a su amigo, diciéndole: “Esta es la parte de mi fortuna que te corresponde, no te olvides de darme el vuelto y no me molestes más.
Además, hay algo que no cuentan los que hablan de fortunas, porque el dinero no tiene valor, si no está en movimiento. La fortuna de la gran mayoría de los que poseen dinero, está en realidad, en las Empresas, y vemos ahora cuando vivimos esta cuarentena, que Compañías gigantes están quebrando, es decir, esos millonarios, pasan a ser pobres.
Otro ejemplo de la sinrazón es lo que piden las feministas. Es completamente absurdo siquiera pensar, que un capricho pueda ser más importante que un derecho fundamental. El derecho a la vida es un derecho fundamental del ser humano. El ser humano lo es, desde el momento de la concepción, es decir, desde el segundo en el que se unen el óvulo y el espermatozoide. Y pretenden estas asesinas, decir que es derecho de la mujer, decidir si matar o no matar a su hijo. ¿El hijo es suyo? ¡Por supuesto! Nadie lo puede negar, pero es un individuo completamente diferente. Nosotros no somos nuestros padres, somos producto de ellos, pero somos completamente otras personas. El derecho de la mujer a ejercer su capricho no puede estar nunca por encima del derecho que tiene cualquier persona a vivir, y su hijo es una persona completamente diferente a su madre.
Respetemos los derechos de los demás, si queremos que se respeten nuestros derechos.