Regresaba de Alemania, en el mes de Diciembre de aquel año, en un vuelo, que con escalas, superaba los 20 horas, y de paso algo agripado. La ruta era: Colonia, Frankfurt, N.Y., Guayaquil.
En N.Y, esperamos 2 horas en el avión, no nos permitieron bajar al aeropuerto, a quienes continuamos a Sudamérica. Incluso, limpiaron el avión, con nosotros ahí sentados. Un joven, que tambien venia en ese vuelo tenía su radio portátil a todo volumen, incluso, la azafata, tuvo que llamar a un policía para que este “educadisimo” jovencito, apague el radio. Por fin, partimos para Guayaquil, nos esperaban 8 largas horas de vuelo -sin escala-.
Ya muy cerca de la ciudad, -ya veíamos el Río Guayas, la pista y teníamos los cinturones amarrados, previos al aterrizaje- (aplausos) al Piloto.
De -pronto, el vuelo continuo y la ciudad, se iba alejando. Los pasajeros reclamaron, a la azafata, por información. El Capitán, tomó el micrófono y nos indico: “señores pasajeros, vamos en dirección a Lima. La pista de aterrizaje está en ampliación y mantenimiento y no es posible aterrizar en Guayaquil, pedimos disculpas, la compañia, nunca fue informada de este inconveniente por las Autoridades locales de Aviación”… (no textual).
Gran desilusión, pues todos veníamos a pasar las navidades ese día, cuyo aterrizaje estaba previsto a las 21H00. Los familiares en el Aeropuerto, fueron también informados y se regresaron a sus casas. no era seguro, el dia, ni la hora del vuelo del retorno.
Dentro del avión, veníamos más 2/3 de los pasajeros del avión con destino a Guayaquil, a pasar las Navidades. Casi con lágrimas en los ojos, no nos quedó otra que aceptar, la dificultad en tierra y seguir hasta Lima.
Había en el avión, muchas/os señoras/es, de la 3era. edad, algunas señoras embarazadas, señoras con niños/as, y gente de quinta (unos pocos) que se subieron en N.Y.
Dos horas y media de vuelo y aterrizamos en Lima. Nos dispusieron una sala en P.B. de paredes de vidrios, -sin asientos- en dicho aeropuerto.
De repente un joven prepotente, peruano-alemán, nos solicitó los pasaportes a todos y en tono despectivo nos dijo: Tendrán que esperar aquí. A las 3 am. viene un vuelo desde Santiago, de una línea X, y ahí se pueden regresar a Guayaquil, si dicho avión tiene cabida para todos y se preparaba a retirarse.
De pronto entre nuestros pasajeros ecuatorianos, una voz surgió de entre ellos, era la voz del Dr. Abel Gilbert y en perfecto alemán, lo increpó al joven funcionario de la Cía. Lufthansa, su procedimiento y su falta de cortesía.
El empleado de la Cía, se sorprendió, y al Dr. Gilbert, les dio las explicaciones y excusas del caso, y fuimos luego trasladados a una sala extensa, en el piso superior. Teníamos asientos para estar mas comodos, llamar por teléfono a nuestros familiares y hace algunas pequeñas compritas o tomamos un café o comemos un sanduchito.
Efectivamente, el vuelo desde Santiago, llegó puntual a las 3 am. Nos llamaron a los Varados por parlantes y nos indicaron que nos dirijamos a la puerta de salida tal, así lo hicimos. Aquí empezó otro problema.
Los pasajeros de esa línea aérea que en Lima esperaban dicho vuelo, ya se habían enterado que, unos 50 o más ecuatorianos, también viajarían con ellos. Todos -ellos y nosotros- corríamos hacia la única puerta estrecha, (para una sola persona) para la sala de espera de dicho avión.
Todos, ellos y nosotros, presionamos por subir al avión: codazos, empujones y gritos de ambos lados hasta llegar a la puerta.
De repente el empleado de la Compañía aérea apareció nuevamente y puso orden: “Primero pasan los señores que esperaban el vuelo desde Santiago, con su pasaporte y boleto en mano, luego dijo, los ecuatorianos, en el siguiente orden: primero las personas mayores, luego las señoras embarazadas, luego los señores con niños pequeños, luego los jóvenes. Así fuimos saliendo todos, y cada uno.
Cuando me tocaba el turno para tomar el avión, la empleada, nos dijo, hasta aquí nomás, ya no hay más cupo en el avión. Con mucha cortesía, rogué a la chica que active su walkie talkie, y se comunique con la azafata del avión, lo hizo y la chica le contestó que había un puesto vacío todavía.
Salí corriendo al avión, que ya tenía prendidos las élices. Al subirme al avión, me aplaudieron, pues a muchas personas mayores había ayudado con su equipaje de mano, a trasladarse dentro del aeropuerto de Lima. Llegamos a Guayaquil, a las 5H30 am. Solo tenía en el bolsillo, dinero para hacer una llamada telefónica a la casa y avisarle a mi esposa que ya estaba en Guayaquil, era el día 25 de Diciembre, me perdí las navidades con mi familia.
Mi esposa tomó el carro y me fue a recoger al aeropuerto. No pude darle la sorpresa de mi llegada, porque ya no tenía dinero para el taxi, pues, el poco dinero que traía de regreso -no mucho- lo gaste: en los …. aeropuertos previos a mi llegada a Guayaquil: -Colonia / Frankfurt/ N.Y y Lima.
Moraleja: siempre ten una reserva de dinero suficiente para cuando regrese de un viaje del exterior, porque pueden suceder hechos imprevistos, que requiere, como en mi caso ir a parar a un destino diferente al deseado.
“Mejor es prevenir que lamentar”.
HOLA MI QUERIDO SUCRE, MUY BONITA ANÉCDOTA Y MUY PARECIDA A UNA QUE TUVE EN UN VIAJE DESDE MIAMI A LIMA, QUE EN NUESTRO PRÓXIMO ENCUENTRO EN EL «ESPAÑOL» DEL «RIOCENTRO» TE LO CONTARÉ…UN ABRAZO.