Uno de los sentimientos más hermosos de la vida, es la amistad, pero la amistad bien entendida.
Hay muchos amigos, pero amigos verdaderos, pocos.
Desgraciadamente, con los tiempos que corren, el término amistad ha ido perdiendo su verdadero sentido y muchas veces llamamos amistad, a actitudes que nada tienen que ver con la amistad.
La amistad verdadera busca siempre lo mejor para el amigo, en el buen sentido de la palabra. Debe tener respeto a uno mismo, respeto al amigo, respeto a los demás y respeto a las leyes. ¡Aprovechar la amistad para cometer ilícitos, no es amistad, es complicidad!
Pedir ayuda al amigo que ocupa un puesto público para ganar en concursos, no tiene nada de amistad. Cuando crees que tu amigo no es honesto y le propones algo, si tu amigo acepta, no es amigo, es cómplice.
El que ocupa un puesto público, debe saber y entender, que ese no es su negocio y que el dinero que él maneja no es de él, es del Estado. Cualquier arreglo o sapada, es robo y no está robando a los ricos, sino a los pobres, que son los que no recibirán ayuda, si falta dinero. Aceptar regalos a cambio de favores, es otra forma común de robar.
¿Cómo se puede negociar con un amigo que está en el Gobierno? Pues ofreciendo precios mejores precios que la competencia pues, de ese modo, gana usted, gana su amigo y gana el Gobierno.
La obligación de un amigo, no es decirle ¡sí! A todo lo que él dice. Un verdadero amigo te advierte cuando ve que vas por un camino errado. Para decirle sí a todo, para eso están los lambones (que abundan, pero no son amigos). Hasta la Biblia insiste que al hermano (un amigo es como un hermano) que toma un camino errado, es obligatorio llamarle la atención y hacerle ver y explicarle porqué pensamos que está en un camino errado. ¡Para eso están los amigos! No aceptes amistades como verdaderas, si no cumplen estos requisitos.
¡La amistad bien entendida, no busca aprovecharse de un amigo! Busca que mi amigo tenga los mejores logros, que mi amigo destaque en sus funciones, que él quede como un ejemplo y que destaque como hombre honesto en el puesto que desempeña, por su forma impecable de proceder.
¡El dinero está pervirtiendo la amistad! Los falsos amigos, abundan. Todos quieren sacar provecho, creyendo que como es mi amigo, debe preferirme a mí y muchos se resienten cuando eso no ocurre. Eso es un insulto al amigo, es insinuarle que él es tan corrupto como yo y que podemos ser cómplices La complicidad, como dije antes, no es amistad ¡Es la corrupción de la amistad!