21 noviembre, 2024

Yela Loffredo de Klein

Una mujer inmensa en la vida cultural de Guayaquil y la Patria ecuatoriana.

Cuyo campo de lucha, lo asentó en la Asociación Cultural “Las Peñas”              -fundada por ella, en la calle Numa Pompilio Llona, desde donde levantó el arte cultural al mundo, con la gran exposición anual de pintores, escultores y artesanos de la ciudad y la Patria toda.

Alguna vez un europeo, me dijo: “La calle “Las Peñas” con su exposición, es el Montmatre del Ecuador al mundo”.

Hay tantos planos de la actuación de esta mujer en la vida cultural de Guayaquil: desde como Directora de la Biblioteca Municipal de la ciudad, a su sobresaliente acción cultural de la Escuela Superior Politécnica, dedicada a estimular la cultura artística en todas sus manifestaciones en el ámbito estudiantil de la ciudad, con sus tan mentados “Lunes culturales”.

Mas, hoy quiero comentar la dicotomía de su valor artístico humano, cincelado en bronce y piedra, esculpido por ella desde “La Venus Valdivia”, “Los Amantes de Sumpa” y tantas réplicas de otras de arte pre-incásico de la Costa ecuatoriana, para señalar al mundo la valía existencial cultural de esta región.

Y con ello, el amor y ternura de esta mujer, reflejados en los cientos y cientos de esculturas humanas, especialmente de niños, con las cuales también ha desafiado al mundo.

Alguna vez escribí, al respecto, un artículo titulado LA TERNURA DE YELA DE KLEIN, ante la defensa que hacía por los niños en uno de esos avatares del que los hacían víctimas -coincidente con una de sus grandes exposiciones nominada TERNURA; al que hice alusión -2 años después en otro atentado igual- (Diario El Universo 1972) diciendo:

Yela de Klein en la década del 70, del siglo pasado, denunció la situación del niño, con la serie escultural TERNURA, dejando cincelado en bronce y piedra un mensaje de amor y protesta por los niños pobres de la tierra: “niños huérfanos”… “niños con frio”… “chicleros”… “loteros”… “betuneros”… “periodiqueros”… “cargadores”… (*) que deambulan por las calles de Guayaquil y el mundo, desechados por los hombres inconscientes de la tierra…

Por lo que reitero, este momento de su partida, que mujeres excepcionales como Yela de Klein -con sus cien años de vida- perdurará por todos los siglos venideros de Guayaquil, la Patria ecuatoriana y el mundo…

(*) Los títulos de las esculturas tenían esos nombres puestos por ella.

“Por la paz del mundo”

 

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