El más grave problema de los momentos actuales es la ceguera! Es muy numerosa la cantidad de ciegos en los momentos actuales.
El brillo del oro es tan fuerte, que produce ceguera a un número muy grande de personas, y en todos los estratos sociales.
Gente que uno conoce, que viene de hogares decentes, cuyos padres sufren o se revuelcan en sus tumbas, están tan deslumbrados por el brillo del oro, que por el poseer abandonan todo, enlodan el apellido y se lanzan al estrellato de la corrupción.
Indudablemente, que se puede esperar de personas arribistas, que no tenían nada y que ahora están en todas las reuniones sociales, y consideran que han alcanzado el cielo con sus manos.
Lo que duele es ver hijos de hogares decentes y tradicionales embarcados en el mismo patín de la corrupción, codeándose con la mafia, ofreciendo y recibiendo favores, como si la vida fuera solamente terrenal.
Como envilece el alma del hombre, la ambición! El hombre es cuerpo, alma y espíritu, pero para los cegados por el oro, sólo son cuerpo para “il dolce farniente”, y su espíritu es solamente gozar de lo material. Son simplemente desalmados! No tienen alma! El brillo del oro, no les deja ver que al lado de ellos hay miles de seres humanos, que mueren de hambre y de necesidades. Para ellos, él mundo es solamente ellos, sus deseos y extravagancias. Su hedonismo!
No les importa que la gente, al verlos pasar murmuren “Este es un pillo.”
“Este es un corrupto.” O que hablen o piensen, por culpa de ellos, mal de sus hijos.
Es una pena decirlo, pero la sociedad se está envileciendo, porque poco a poco, como la marea en aguaje, la corrupción va alcanzando cada vez, niveles más altos.
Los verdaderos valores, los principios, se van diluyendo poco a poco, por la ceguera del oro.