Definitivamente, los términos socialismo y libre empresa, ¡son antagónicos!, y ambos, tienen defectos. Para el primero, el hombre pertenece al Estado y en el segundo, el libertinaje del hombre permite que los defectos inherentes al ser humano, como la ambición, las ansias de poder, la sapada, puedan desarrollarse desordenada y libremente y llegar a dominar al hombre, por completo.
¿Cómo se traduce esto en la vida de la sociedad? ¡Lo estamos viendo! El Gobierno mira al hombre por su utilidad. No se puede tener un país en el que el 60% de los habitantes sean todos Médicos, o abogados, o ingenieros. Entonces el Gobierno de lineamiento socialista, pone trabas, o exámenes para limitar (solo hay 600 plazas para estudiar Medicina, por ejemplo) ¡el resto se verá obligado a estudiar otra cosa! La libre elección de lo que quiero ser, no existe. ¿Qué ocurre entonces? El afán de tener un título hace que se escoja otra carrera. ¿Qué viene luego? ¡La deserción! Miles de carreras quedan truncas y el desperdicio del dinero del Gobierno, solo sirve para crear más insatisfacción, odio, resentimiento social y a la larga, botar la plata de los ciudadanos. Desgraciadamente, las geniales ideas socialistas que quiso imponer el fatídico ex Presidente, considerando a los ciudadanos como zombis, obligando al uso de las cocinas de inducción, o el tener que seguir la carrera que el Estado te obliga a seguir (porque te da la educación gratis), “dando escogiendo” por ti, te guste o no te guste, quitándote el libre albedrío, ese sistema solo puede ser instalado en los países socio-comunistas, o con dictaduras extremas. ¡El hombre es libre y ama su Libertad!
¡Todo sistema de Gobierno es imperfecto! Para mí, la diferencia principal está en cómo se mira al hombre en cada forma de Gobierno. A mi modo de entender las cosas, al ser humano, en el Socialismo, ¡se lo considera como una ficha de ajedrez! Es hombre pertenece al Estado y el Estado es el que decide para qué le es útil. En la libre empresa, el hombre es libre de tomar
sus decisiones y de ahí viene la desigualdad, ya que, si uno decide trabajar, esforzarse y emprender, tendrá todo el derecho, por su propio esfuerzo a tener más que el otro, que decidió no hacerlo.
La diferencia mayor está en que, en el Socialismo, para que funcione, es necesario cabezas, para decidir, porque nadie va a aceptar quedarse en el puesto que le corresponde, sin patalear. Todos se creen con derecho a pretender ser más que los demás. Esas cabezas son el grupo élite del Gobierno, los que se aprovechan de todo, los que viven como reyes, teniendo al pueblo sojuzgado y oprimido.
Prefiero equivocarme y sufrir las consecuencias de mi error, que ser un zombi sin voluntad que lo ponen donde ellos quieren y obligándolo, por medio de la fuerza, ¡a seguir sus órdenes!
Me permito recordar una estrofa del precioso “Alfabeto para un niño” de nuestro Prócer de la Independencia, Don José Joaquín de Olmedo:
“TIRANÍA Y OPRESIÓN
SUENAN Y EXPRESAN LO MISMO
PARA SALIR DE ESTE ABISMO
ES HONROSA TODA ACCIÓN.”
Hay que abrir los ojos a la ciudadanía. El socialismo y el comunismo son gobiernos opresores, ¡dirigidos por tiranos! No nos dejemos engañar.
La libre empresa tiene la tendencia a monopolizar un mercado y si ese mercado es de un país pequeño esto podría ser más fácil, pero un gobierno que defiende a sus ciudadanos de posibles abusos, podría sin tener que implantar un control de precios, liberar la importación de los productos que se han encarecido para que compitan en calidad y precios o se dediquen a otra cosa.