¡Discapacitados morales!

¿Quién en su sano juicio podría aceptar esta inmoral decisión de quienes, sin tener una discapacidad que lo inhabilite para su vida cotidiana, se declara ante el CONADIS para pedir su carnet? 

Inaceptable, punible, despreciable, nos han “pegado” donde más nos duele a los ecuatorianos honestos y cumplidores de la ley… en nuestros más sensibles valores acerca de lo que es solidaridad, la justicia y la moral…

Converso a diario con amigos y amigas que forman parte de organizaciones que hablan de valores, que trabajan con la familia, que fomentan proyectos interesantes para rescatar a los chicos de las drogas, de la prostitución, de la marginalidad legal… y que lo hacen hace tantos años… sin embargo, todo sigue igual, no qué va… se incrementa… aquello que llamamos “corrupción” avanza indetenible pues transforma conciencias en deseos de poder, de riqueza, de placer y con una ansiedad por engañar a otros, que puede ser patológica en muchos casos… ¿acaso estamos en una sociedad donde se valora los comportamientos psicopáticos por considerarlos “modelos” de fuerza, de bravura, de firmeza?. Fíjese, estimado lector, a quienes hemos elegido para los cargos políticos en los últimos veinte años… ¿representan ese modelo que termina también dándonos las dolorosas sorpresas de ver a nuestros jóvenes –de realities o no-, a los asambleístas, jueces, estrellas del arte y hasta futbolistas como discapacitados?

Otro hecho anecdótico que suelo comentar ahora, es que algunos de estos jóvenes que han salido a la palestra por sus penosos desvaríos, vienen –y asómbrese- de familias “bien”, de hogares funcionales, de padre y madre que se aman y que son modelos en la sociedad. Familias que les dieron los mejores ejemplos y la mejor educación que pudieron… ¿qué pasó?, con esto se deja sin piso a quienes piensan que sólo y solamente trabajando con las familias se logran avances trascendentes para la comunidad deseosa de rescatar sus valores más profundos. Pues el problema es multicausal, no es sólo la familia de la cual provienen, existen otras variables que deben ser muy analizadas para entender por qué de pronto tenemos más personas con “discapacidades”:

Mi abuela solía decir que “en arca abierta el justo peca”, y de alguna manera es cierto. Si usted pone –con la mejor intención del mundo- leyes, dizque modernas y la famosa Constitución garantista de derechos –como se ufanan todavía algunos trasnochados-, pero olvida el seguimiento, es lo mismo que nada… ¿a quién pusieron a cuidar el queso… al ratón?

Me preocupa además la falta de credibilidad de los actuales gobernantes, pues prometieron “cirugía mayor” y apenas limpian los “raspones”, que iban a actuar “caiga quien caiga” y lo que vemos es todo lo contrario… ¿Qué se espera?, ¿una eclosión social?. Acercándose las elecciones en el país… ¿qué tipo de personas creemos que debemos elegir para garantizarnos que no vuelva a existir impunidad para gente como los “discapacitados morales”?. Podemos incluso caer en la necesidad de elegir gobernantes que al más puro “régimen de fuerza” propongan decisiones extremistas que nos lleven al despeñadero más rápido de lo que pensamos.

Pero… ¿es que no hay gente en quien confiar?. ¿Dónde están los buenos que los malos están haciendo su “agosto”?. ¿Qué ocurre con cierta parte de la sociedad civil que sigue justificando la ignominia?. ¿Por qué las autoridades actuales no asumen su rol con firmeza y con confianza? ¿Qué obscuros pactos y componendas se siguen dando a las espaldas del pueblo ecuatoriano?. Como nunca hemos tocado fondo moralmente hablando… y la educación ecuatoriana… ¡bien gracias!