Tengo el mayor de los respetos hacia una persona fallecida. Trato en lo posible no juzgar sus actuaciones ya que no le es posible defenderse de sus detractores ni agradecer los elogios de merecerlos.
La prematura muerte del Prefecto del Guayas, Carlos Luis Morales, de un infarto fulminante, sorprendió tanto a sus seguidores como a sus detractores. La larga carrera deportiva hacia difícil asimilar que el motivo de su deceso fuera un problema cardiaco.
En los primeros momentos se especulo mucho sobre su deceso. Incluso su abogado culpo a los médicos de no poder revivirlo con equipos electrónicos por tener colocado un grillete que la policía no quiso retirar, aterrorizados por la justicia política. (?). Esto fue desmentido posteriormente.
El exPrefecto se encontraba inmerso en una investigación por trafico de influencias junto con otros procesados entre los que esta su esposa y entenados, por la compra con sobreprecio de insumos médicos y pruebas rápidas para el coronavirus. Se supone que los otros implicados están fuera del país.
Como mucho de los que han ganado elecciones por votación popular, Morales había logrado obtener una gran aceptación por su paso por el futbol, tanto en Barcelona como en otros equipos internacionales, así como por varios noticieros de la televisión. Fue Concejal en una alianza donde participo con el corréismo y Centro Democrático, terminando en el PSC.
En una entrevista cuando recién incursionaba en la política y se candidatizaba a diputado por el PRE, dijo: “Este es el mejor partido de mi vida”; en realidad el sabia que los mejores los realizo en la portería de Barcelona, en la Copa Libertadores de 1990 y el ultimo que no logro ver, el político.
El último disparo (léase balonazo) de Morales pese a ser guardameta, esta por verse. Su muerte movió el tablero político- electoral sin querer queriendo.
Se había iniciado un proceso para su destitución sin tener sentencia por delito alguno. El desplome del tablero modifica las expectativas. El ultimo disparo de Morales esta aun por establecer sus consecuencias.
Buen artículo y con el debido respeto que se merecen los muertos