¡Lo que está destruyendo al país, es la revolución! Tratando de corregir los problemas, tratando de salir de las horrorosas situaciones de inequidad, abusos, vivezas criollas, imposiciones y demás coartaciones de la libertad y raterías infames, el pueblo votó por la revolución ciudadana y fue el error más grande que ha cometido. Esto fue usado para saquear el país y hacernos vivir la zozobra del terror y el pánico, en medio de insultos y prepotencias, mientras el tiempo era usado por ellos, por los maleantes y mafiosos para crucificarnos con leyes y contra leyes, usadas para perennizar el robo en el país. Por fraude, nos impusieron gobernante, y cambiando de tono (en vez de insultos, tolerancia), nos metieron suavecito la mano al bolsillo otra vez, para robarnos lo poquitito que, en los 10 años anteriores, habían dejado. ¡Ahora sí quedamos como pepa de guaba, peladitos!
¿Cómo salir del hueco en el que nos metieron? Sólo hay un camino, si en verdad queremos recuperar el país: ¡LA CONTRARREVOLUCIÓN! Para ello, necesitamos fijar la vista adelante, hacia donde queremos ir, revisar lo que funcionaba en el pasado, readquirirlo, hacer todos un mea culpa y volver a los valores y principios que quedaron botados cuando nos ilusionamos con la revolución.
Volvamos al respeto al ser humano, al respeto a nosotros mismos, a nuestra especie, a nuestro planeta. A los valores y principios que nos enseñaron nuestros padres y abuelos. Volvamos a mirar con desprecio a los entontecidos por el dinero, escojamos a nuestros amigos por sus principios y valores, no por la fortuna que tengan o sus posesiones. ¡Miremos nuestro país como lo que es! ¡Cómo nuestra casa! No permitamos que ladrones entren a nuestra casa a robar. No escojamos pillos, por más simpáticos o bonitos que sean, como gobernantes, en ningún puesto. Defendamos y recuperemos nuestra Patria. ¡Hagámosla grande otra vez! Dejemos las sapadas y las vivezas criollas. ¡Comportémonos como lo que siempre hemos sido! Demostremos al mundo que podemos cambiar y ser dignos de un mejor destino.
El dinero del Estado es nuestro dinero. Hemos estado acostumbrados a que ellos lo malgasten y se lo roben. Es necesario poner un ¡ALTO!, a estos abusos y robos, pensemos en nuestro hijos y nietos, en los ecuatorianos más necesitados, que son los más perjudicados, porque lo que sobra con el exceso de pipones, con los sobreprecios, los contratos a dedo y demás pillerías, no alcanza para darles a los pobres. lo que en verdad les corresponde.