Pablo Celi de la Torre, hermano de Esteban y tío del ahora presidiario Raúl de la Torre, era un docente izquierdista con nombramiento permanente en la Universidad Central (Quito) antes que apareciera como agregado cultural del Ministerio de Defensa ecuatoriano en Buenos Aires, Argentina. El embajador oficial, asignado por Ricardo Patiño, era Wellington Sandoval, pero Celi fungía también como embajador con remuneración y beneficios acordes al rango y transferidos por Cancillería. ¡Dos embajadores, un faltante de US$400K y un informe de auditoría interna engavetado! ¿Quién pagaba el alquiler del despacho de Celi? ¿Qué resultados produjo en beneficio del país en dicho puesto?
Era 2015, la Revolución Ciudadana de Correa en pleno apogeo, cuando Celi asumió el cargo de subcontralor inmediatamente luego de regresar de Argentina. En 2017 llegó a comandar la Contraloría por encargo de un ciudadano que no consiguió graduarse de bachiller. No era de esperarse que el subrogante, quien además acompañó por largos años al ahora prófugo y delincuente Carlos Pólit, fuese un elemento de intachable conducta y proceder en el ámbito público. Su nada digna confirmación como contralor subrogante fue uno de los graves errores del CPCCS presidido por Trujillo.
Celi le debería respuestas al país si fuese un funcionario cabal, pero no lo es. La presunción de inocencia cabría para la gran mayoría de los altos cargos públicos del Ecuador si tuviésemos institucionalidad de gran nivel, pero no es así. La rendición de cuentas es una falacia.
Así parece y hay otro pecados graves, no entiendo como los funcionarios de carrera permitan un proyecto de ley para un tribunal de cuentas eliminando la CGE, hace décadas la mejor institución de la región en control. Otro asalto al país con costos elevados, hace falta una «auditoría» independiente a la gestión de este ciudadano que funge de CGE. Edison Estrella
Hay q hacer un verdadero escogitamiento para estos cargos con revocatoria por corrupción