21 noviembre, 2024

Las parejas en tiempos de pandemia

El deterioro y rompimiento de relaciones ha marcado a muchas parejas durante los meses de crisis y confinamiento, encendiendo alarmas de una posible pandemia de desintegración familiar. Por otra parte, pese a las dificultades ha habido hogares que han salido adelante de manera bastante saludable, mostrando que tomar las acciones responsables puede prevenir que el coronavirus arrase con la célula fundamental de la sociedad.

Una realidad es inevitable: todas las parejas pelean, tienen malos entendidos y cometer faltas o equivocaciones. En la era post COVID esa misma realidad se encuentra inflamada, por lo que hay que evitar patrones de conducta que puedan provocar un colapso. 

Uno de los problemas más graves que se han encontrado atendiendo a familias y parejas durante esta crisis ha sido el enfermizo juego de víctimas y culpables. Es diferente ser víctima injusta de una pandemia que colocarse defensivamente en situación de víctima y culpar a la pareja por no encontrar una solución. Esto hace daño porque una víctima sufre, no colabora y provoca al otro una culpa inmovilizante. 

En cambio, una respuesta adaptativa expresa aceptación de la responsabilidad y admisión de culpa hasta donde corresponde de forma realista. Las parejas más sanas buscan la comprensión de la perspectiva del compañero, y saben que no lo pueden hacer desde la posición de la víctima ni la del culpable. Para salir del problema deben eliminar tanto las críticas improductivas como las autovictimizaciones, tratarse con respeto y remar juntos responsablemente en la misma dirección.

Las parejas que han logrado hacerlo han conseguido crecer a pesar de las dificultades de la pandemia. Algunas de las dinámicas más sanas y beneficiosas que están mostrando son las siguientes:

  1. Ser amables entre sí. Han evitado echarle la culpa al otro cuando discuten temas delicados, y han encontrado formas de expresar sus necesidades y preocupaciones con respeto sin criticar ni culpar a su pareja.
  2. Evitar comentarios críticos o despectivos. Abordan los problemas con delicadeza y sin generar culpa, permitiendo a sus parejas participar calmadamente en la resolución de sus conflictos.
  3. Se niegan a aceptar comportamientos hirientes. Rechazar las conductas reprochables y no tolerarlas desde la primera vez que se presentan es la manera más segura de evitar que se vuelvan repetitivas y dañen la relación.
  4. Consiguen salir de la discusión antes de que la discusión se salga de control. Usan varias herramientas para eso, por ejemplo hacer un comentario afectuoso como “Entiendo que esto es difícil para ti…»; otra opción es dejar en claro que están los dos en el mismo camino con una frase como “Enfrentaremos este problema juntos». En general ofrecen signos de aprecio por su pareja y por sus sentimientos. Cuando una discusión se calienta demasiado, algunas parejas se toman un descanso de 10 o 20 minutos y vuelven a abordar el tema cuando ambos están más tranquilos. 
  5. Cuando discuten por sus problemas, las parejas que funcionan bien se dicen muchas cosas positivas entre sí, sobre su relación y sobre ellos como personas. Dejan claro que enfrentan a la situación y que no se están enfrentando entre ellos.

Antes de la pandemia se había encontrado que la pareja promedio esperaba seis años para buscar ayuda para problemas de su relación. La mayoría de las veces la ayuda llegaba demasiado tarde. Esta crisis nos ha sobrepasado a todos, y ha desnudado conflictos en muchas parejas, dejándolas más vulnerables que nunca. Es una decisión responsable observar que se mantengan dinámicas positivas y, si fuera necesario, pedir el apoyo para preservar la unión en armonía lo más pronto posible. De lo contrario, la desintegración familiar podrá alcanzar niveles nunca antes vistos, con lamentables consecuencias para todos, especialmente para las generaciones más jóvenes.

 

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