22 noviembre, 2024

El tarifado ordenamiento del parqueo público

Las mejores políticas de estacionamiento tienen como propósito mejorar el sistema colectivo de transportación y procurar un mejor nivel de vida para los contribuyentes. Guayaquil tiene en el parqueo un monstruo por domar y debería emprender medidas concretas para desincentivar la aproximación de vehículos a sectores densamente sensibles como el centro de la urbe. Aumentar la oferta de aparcamiento ayudaría en el corto plazo a mejorar el ordenamiento y flujo vehicular, pero en el largo plazo no contribuiría a descongestionar el casco comercial, meta final en la aplicación de una política restrictiva del uso de automotores. Las vías son estrechas y la mayoría de los edificios, sin estacionamientos propios y sus pisos desocupados, continuarán en franca decadencia.

La progresiva pérdida de sus valores comerciales y el negativo impacto urbanístico son de competencia municipal. No es mejor la ciudad que tiene más parqueos, ni tampoco mayores restricciones; mientras más amplias y transparentes sean sus políticas, mayor también la aceptación ciudadana. Sin embargo, el infractor no puede cancelar valores en la ATM con tarjeta de crédito a menos que sea en diferido, aumentando la multa en 2%; el sistema impide que el pago sea corriente. Al parecer, el único tipo de política aplicada actualmente por el Municipio se basa en un arcaico sistema de parquímetros y cobros inadecuados; más allá de no emitir recibos, carece de diferenciación tarifaria por sectores y mínimamente cumpliría con las buenas prácticas urbanísticas. 

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Se ha iniciado un proceso de petición para revocar el mandato del cargo de Presidente de la República, herramienta que fuera adoptada por los sabios de Montecristi y que se plasmara como artículo 105 de la nueva Constitución, misma que tiene clarísimos cortes Chavistas, y que fuera “diseñada” en conjunto con los consultores españoles amigos de Venezuela, señores Viciano y Noguera.

Que si yo estoy de acuerdo con eso, por supuesto que SÍ, creo que ese artículo, además del 98, que me permite el Derecho a la Resistencia, es de lo poco rescatable y realizable de la Carta Magna que nos rige, ya que, más allá de los “buenos” enunciados que predica, se está convirtiendo en un documento más, que es violado y manoseado en especial por sus mismos creadores.

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