¡Al fin aparece un partido que actúa con nobleza e inteligencia! La actitud del PSC, pese a que quita de la lista de presidenciables a una persona inteligente y de valía como Cristina Reyes, parece ser el primer partido en entender que no es cuestión de ganar o de competir para ganar, sino de pensar en el país. No pensar en mí, en lo que me conviene a mi o a mi partido, sino pensar en lo que le conviene al país.
La angurria electoral, el egoísmo, la prepotencia, han sido los móviles en los que se han basado los políticos enceguecidos por las ventajas del poder, que siempre han buscado llegar como sea, a ser el que gobierna.
En las situaciones en las que se desenvuelve el país, ya no es cuestión de ganar solamente las elecciones, es necesario sacar una gran ventaja, porque no se compite contra los otros candidatos. Se compite contra una mafia entronizada, cuyos tentáculos están en el poder, que manejan la justicia, el CNE y prácticamente todo en el país. Aún siguen pretendiendo lo imposible: Que el gran capo de la mafia, con miles de juicios probados en su contra, pueda terciar en las elecciones. No me extrañaría, que pese a todas las pruebas, ¡RECONTRAPROBADAS! la casación lo declare libre.
El Centro-derecha tenía la obligación de unirse, si quería salvar al Ecuador. Ahora sólo es cuestión de Guillermo Lasso, quien tiene que tener mucha prudencia y sensatez, cuide sus palabras y piense con honestidad y criterio.
Hay algunos puntos en los que requiere tener una gran prudencia, y no hablo de los demonios que los fanáticos quieren inventar, pero lo más importante es recuperar la dignidad del ser humano. Defender los derechos humanos de las personas, no de las ideas. Exigir a quienes exigen los derechos humanos, que cumplan con sus obligaciones. Nadie tiene derecho a nada, sino respeta en igual forma a los demás. Esta es una carretera de dos vías, y debemos respetarnos mutuamente. Hay que recuperar la moral perdida, que estos fatídicos 14 años, la han desterrado del país.
Con la actitud de estos dos partidos políticos, ha renacido la esperanza de pensar que es posible un futuro promisorio para el Ecuador. Es necesario que algunos prepotentes y egoístas, cedan en sus pretensiones, razonen y demuestren que el Ecuador es un país de gente valiosa e inteligente, que sabe defender sus intereses y unirse para defenderse contra los asaltantes, ladrones, desfalcadores y mafias que quieren destruirlo.