Aprendizajes sobre lo que están haciendo algunos países para manejar la nueva normalidad y el regreso de los estudiantes al centro educativo
The New York Times (Nierenberg y Pasick, 2020) ha estado publicando interesantes artículos sobre la reapertura de los centros educativos en varios países y que, como escribí en el artículo anterior, nos pueden ayudar, dentro de la variedad de formas de aprender, a tomar las mejores decisiones. Una forma de aprender es sobre la reflexión en nuestros propios errores, pero también se puede aprender de las buenas y malas experiencias de los otros. A mi parecer, la última, debería ser la forma en la que deberíamos proceder en la mayoría de los casos, al menos, en cuanto a educación se refiere.
Para establecer una justa comparación entre los países, se ha recurrido a las estadísticas de la Universidad Johns Hopkins para presentar el número de casos por cada cien mil habitantes y el número de muertes, que oficialmente cada país ha reportado, como víctima de la pandemia. En el caso de Ecuador, al 2 de septiembre 2020, por cada cien mil habitantes existían 648 casos y 6571 muertes por COVID-19, para que nos vayamos haciendo una idea (Johns Hopkins University, 2020).
Finlandia, 147 casos por cada cien mil habitantes y 336 fallecimientos, con un brote relativamente leve de COVID-19 en marzo, cerró las escuelas durante dos meses y las abrió en mayo durante las últimas semanas del año académico. Durante el cierre, los hijos de trabajadores esenciales y los niños con necesidades y circunstancias especiales continuaron asistiendo a la escuela. La segunda semana de agosto, Finlandia inició su nuevo año escolar con estrictas medidas de higiene y distanciamiento social. El gobierno insiste, sin obligar, que solamente los adultos usen mascarilla. Las escuelas finlandesas pueden optar entre educación a distancia y presencial, aunque existen excepciones con los estudiantes de primero a tercer grado y los estudiantes con necesidades especiales, quienes deben ir obligatoriamente a la escuela a recibir sus clases.
Aprendizaje: En un país rico, con bajos niveles de contagio y con uno de los más altos índices de calidad educativa en el mundo, se pueden permitir muchas flexibilidades.
Israel, 1382 casos por cada cien mil habitantes y 963 fallecimientos, reabrió los centros educativos a fines de mayo y al poco tiempo tuvo que enviar a los estudiantes a casa debido a cientos de casos reportados en educación secundaria. Según The New York Times, Israel tiende a tener un gran número de estudiantes en aulas relativamente pequeñas y el clima durante agosto y septiembre todavía permanece cálido por lo que el uso del aire acondicionado es muy frecuente. Como se puede apreciar, el número de casos de infectados en Israel están sobre los números de Ecuador. No obstante, el Ministro de Educación isrealí, Yoav Gallant abrió las escuelas desde el 1 de septiembre para “garantizar la estabilidad de la economía”. Además, The Jerusalem Post informó que el reingreso a clases presenciales dependerá de la edad de los estudiantes. Los de preescolar tendrán una semana completa de seis días y operarán sin restricciones. Los grados 1 y 2, cinco días a la semana y con el tamaño normal de sus aulas. Los estudiantes de tercer grado en adelante también estudiarán cinco días a la semana, pero en grupos de 18 estudiantes o menos. Cada estudiante dispondrá de una mesa separada y tendrá que asistir a la escuela con mascarilla. Los estudiantes de quinto y sexto grado asistirán a la escuela dos veces por semana y en espacios de no más 18 estudiantes, el resto de la semana lo harán desde casa. Los estudiantes de educación especial, los jóvenes en riesgo y los niños con adaptaciones curriculares estudiarán de manera rutinaria, incluso cuando las instituciones educativas estén cerradas. Desde el tercer grado, los estudiantes deberán presentar una especie de “certificado de temperatura”, firmado por sus padres, los días que asista a clases. El gobierno ha anunciado que proporcionará computadoras a unos 144.000 estudiantes y teléfonos inteligentes a otros 64.000. Por otro lado, los docentes israelíes han expresado su oposición y temor ante este nuevo intento de volver a clases. Este ambicioso plan costará a Israel 4.200 millones de dólares (Jaffe-Hoffman, 2020).
Aprendizaje: Un país desarrollado que piensa principalmente en reactivar su economía y que omite las advertencias de los organismos de salud se puede exponer a altos niveles de contagio con consecuencias impredecibles.
Kenya, 64,16 casos por cada cien mil habitantes y 581 fallecimientos, cerró drásticamente el año escolar en julio pasado. La decisión se tomó no solo como medida de protección sanitaria, sino también para encarar los evidentes problemas de desigualdad en cuanto al acceso y conectividad de la mayoría de los estudiantes. La educación privada ha sido la que más ha sufrido las consecuencias de la clausura abrupta del año escolar. Según la BBC, algunas escuelas privadas como “Mwea Brethren School”, son utilizadas ahora para la crianza de pollos y otros animales, porque los ingresos de los que dependía la escuela ya no existen. Otros centros educativos se han convertido en pequeñas granjas y huertos. Más de 130 centros educativos privados tuvieron que cerrar definitivamente. La situación del personal docente es alarmante, desde abril alrededor del 95% de los más de 300.000 de los docentes privados han sido enviados a casa con licencia y sin goce de sueldo. Esto contrasta con el personal de las escuelas públicas que han estado recibiendo sus salarios. Muchos docentes del sector privado, especialmente mujeres, han tenido que optar por profesiones alternativas, como niñeras y negocios propios para sobrevivir. La mayoría de ellos no piensan volver a dedicarse a la docencia, incluso si la escuela vuelva a abrir en enero próximo. Existe mucha incertidumbre sobre la continuidad de las escuelas privadas, no solo porque se quedaron sin recursos, sino que adaptarse al COVID-19 supondrá imponer costos adicionales que los padres de familia no podrán costear (BBC News, 2020).
Aprendizaje: Un país con alta desigualdad económica, que tomó la decisión más fácil y rápida, el cierre de las escuelas, le será mucho más difícil reabrir los centros educativos tanto privados -porque subsistirán muy pocos-, como públicos -porque será complicado recibir presencialmente al grueso número de estudiantes que migren de la educación privada a la pública-.
Uruguay, con 46,81 casos por cada cien mil habitantes y apenas 44 fallecimientos, es el
primer país de América Latina que retoma la presencialidad de las clases escolares. El 29 de junio, La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de Uruguay, inició la cuarta y última fase del retorno a las aulas a nivel primario, secundario y terciario (SINAE, 2020). Al mes siguiente -agosto- no se han registrado contagios en los centros educativos y, según Unesco, el país sigue siendo el único de la región en volver a las clases presenciales desde que el coronavirus obligó a suspenderlas. Sin examinar factores como su ubicación, población y economía, lo primero que hizo Uruguay fue aplanar la curva de contagios, su tasa de mortalidad llegó a menos 2,7% frente a la tasa de Brazil 3,1%, Colombia 3,2%, o de Ecuador de 5,7%, sin recurrir a cuarentena obligatoria (Johns Hopkings University, 2020).
Uruguay tenía experiencia en el uso de plataformas y herramientas digitales para el aprendizaje desde el 2007. De hecho, la Unesco destaca el Plan Ceibal como de las mejores prácticas en aprendizaje remoto a nivel mundial (UNESCO, s.f.). Este plan incluyó la dotación de dispositivos, plataformas de contenidos y sistemas de gestión de aprendizajes, además de capacitar a docentes en su uso y de promover nuevas prácticas pedagógicas. Consecuentemente, la educación uruguaya enfrentó el cierre de las escuelas en mejores condiciones que cualquier otro país de la región. No hubo mayor diferenciación de acceso tecnológico entre centros educativos públicos y privados. La plataforma CREA se convirtió en el centro de las clases virtuales tanto en la educación pública como en 80% de los centros privados del país, a los cuales se les permitió un acceso gratuito a la herramienta. El número de usuarios pasó de 90.000 usuarios activos en 2019 a 730.000 en este año (BBC News, 2020).
El retorno escalonado a clases comenzó el 22 de abril con la apertura de las escuelas rurales, que son las que tienen menor cantidad de estudiantes. Luego, a partir del 1 de junio y con una diferencia de 15 días entre ellas, se reabrieron las escuelas de las regiones con menor número de casos de COVID-19, luego se atendieron las poblaciones estudiantiles de mayor vulnerabilidad y se privilegiaron las zonas de contexto crítico. Finalmente, se permitió que se concluyan los ciclos escolares en los centros educativos de la capital. Estas medidas se aplicaron en todos los niveles excepto la universidad (SINAE, 2020). La cuarentena nunca llegó a ser obligatoria y el concurrir a clases tampoco lo es, lo cual permite que la familia tome la decisión de enviar a sus hijos a la escuela cuando se sienta lo suficiente segura de hacerlo. De hecho, el hacer voluntario la asistencia a los centros educativos amortiguó los temores y habilitó un periodo de tiempo para que las familias confíen en las medidas sanitarias que se instauraron en las escuelas.
A mediados de julio, más del 70% de los estudiantes de educación media retornaron a las aulas, mientras que en educación primaria fue del 63% y en las rurales, de más del 60%. Los porcentajes restantes de alumnos siguieron con la modalidad virtual. Las clases presenciales no volvieron todos los días ni con el horario acostumbrado. La jornada escolar no puede extenderse por más de 4 horas diarias y el espacio entre cada estudiante en clase es de 2 metros. Debido al tamaño reducido de las aulas, los compañeros de clase son divididos en dos grupos: unos concurren lunes y martes, y otros jueves y viernes. Los recreos son escalonados y sin juegos que habiliten el contacto físico. Los salones de clase se desinfectan y ventilan después de cada jornada, la toma de temperatura a los alumnos quedó liberado a la voluntad de cada centro. Los tapabocas son obligatorios durante clase, lo que ha generado una costumbre que se ha extendido al resto de la sociedad uruguaya (País, 2020).
Aprendizaje: Uruguay, un país de 3,5 millones de habitantes -Ecuador tiene un poco más de 17 millones- y con un PIB de 59,6 mil de millones -Ecuador tiene el doble-, controló rápidamente el contagio del virus sin recurrir al confinamiento obligatorio. Se dio cuenta de la importancia de las herramientas tecnológicas aplicadas en la educación desde hace una década atrás. Estableció un plan dosificado en etapas, enfocándose en la densidad poblacional, los focos de contagio y la vulnerabilidad. Siempre respetó la libertad de los ciudadanos, en especial de las familias a tomar la decisión que ellos creyeran más adecuada. El regreso a clases fue parcial, con tiempos diferenciados y siguiendo rigurosos protocolos de seguridad sanitaria. Las decisiones tomadas fueron basándose en datos actualizados y las comunicaron estratégicamente a los padres de familia y a la ciudadanía.
Estas son algunas de las experiencias que quise compartirles, esperemos que nuestro país aprenda de sus propios errores, pero, sobre todo, de lo que hicieron bien otros países.
Trabajos citados
BBC News. (25 de Agosto de 2020). Coronavirus in Kenya: How it turned classrooms into chicken coops. Obtenido de https://www.bbc.com/news/world-africa-53846442
Johns Hopkings University. (3 de Septiembre de 2020). COVID-19 Dashboard by the Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University (JHU) . Obtenido de https://www.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6.
Jaffe-Hoffman, M. (10 de Agosto de 2020). Israel schools to open Sept. 1 despite coronavirus, Gallant says. The Jerusalem Post.
Nierenberg, A., & Pasick, A. (21 de Agosto de 2020). Schools Briefing: Lessons From Around the World. The New York Times.
País, A. (30 de Julio de 2020). Coronavirus en Uruguay: qué se puede aprender del regreso a clases del primer país de América Latina en reanudarlas desde que empezó la pandemia. Obtenido de BBC News: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53579960
SINAE. (29 de Mayo de 2020). Vuelta a clases: Protocolo de Anep para el reintegro presencial y voluntario a clases. Obtenido de https://www.gub.uy/sistema-nacional-emergencias/comunicacion/noticias/protocolo-anep-para-reintegro-presencial-voluntario-clases.
UNESCO. (s.f.). Best practices in mobile learning. Obtenido de https://en.unesco.org/themes/ict-education/mobile-learning/fazheng/about
MUY vuena visión general y al mismo tiempo particular, ademas ofrece datos comparativos, asi como un analisis exhaustivos que nos sirve pata tomar decisiones oportunas.
Gracias Hno Ricardo.
Buena noche
Muy buena lectura del panorama mundial en torno a la educación en pandemia. En efecto en lo incierto de este contexto de crisis que enfrentamos, resulta clave considerar las experiencias y sus resultados, siendo que cada contexto tiene sus propias características, también el comportamiento de algunas variables de índole educativa frente a la pandemia ha resultado divergente en algunos casos, de allí que se reflexiona sobre la incertidumbre del panorama que enfrenta actualmente la educación.
Aportes como este artículo, ayudan a recabar información valiosa para ajustar el plan de contingencia de los centros educativos, afinar las medidas adoptadas y mejorar la respuesta que las instituciones están brindando a los estudiantes y sus familias.
Excelente artículo, nos ubica en un contexto real y con base en experiencias positivas y erróneas… nos obliga a reinventarnos nuevas formas para convertir la desgracia en oportunidad…
Buenas noches, de verdad un trabajo bien hecho y daros que nos hacen reflexionar mucho en cuanto a nuestra educación actual; tomar una descicion de una educación presencia o semi presencial es bien dura para nuestras autoridades, pero también espero tomen en cuenta nuestra realidad como docentes. Realmente está PANDEMIA nos está enseñando muchas cosas, entre ellas es a valorar nuestro hogar y bendecir por el trabajo que aún tenemos; estoy muy de acuerdo en que nuestros pequeños necesitan u a educación presencial, pues ellos deben tener una manipulación real y constante de sus aprendizajes, por tanto sugiero un regreso paulatino a las aulas, tomando todas las medidas de bioseguridad y confiados en la bendición de nuestro Padre Dios. Saludos mil.