21 noviembre, 2024

Entendimientos del debate racional II

La pobreza tiene efectos disfuncionales más acentuados en aquellos segmentos poblacionales cuyo básico propósito existencial es la supervivencia diaria. Estos pobres no están realmente preocupados por el curso político del país, pero son los más afectados por las concurrentes malas decisiones de nuestros gobernantes. Como parte de su cultura e idiosincracia, leen muy poco y se informan aún menos. Perciben y sienten, sin embargo, que las cosas no están bien y que su grado de indefensión es superlativo.

Está probado que los bonos contra la pobreza han servido más de manera temporal y política a quienes los pusieron en práctica que de forma sustentable y social a sus pretendidos beneficiarios. El círculo vicioso de la pobreza obliga a un Gobierno, igualmente menesteroso, pero a su vez inoperante y demagogo, a ofrecer deficientes programas sociales (educación, salud, previsión social, etc…) carentes de objetivos cumplibles a lo largo del tiempo.

Los últimos 13+ años comprueban el fracaso de aquel socialismo por y para los pobres. No solamente que conceptualmente les era imposible vencer a la pobreza, pero peor que eso, la expandieron, agudizando así la precariedad social. El real crecimiento económico, aquel producto de la inversión y no de la emisión de deuda, es el único mecanismo a través del cual la pobreza puede ser combatida con máxima efectividad. Puede lograrse, sí, pero jamás con el actual modelo subvencionista de las ineficencias. Con corrupción, sin embargo, todo programa estará destinado al fracaso.

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La Iglesia por sí sola no puede hacer las cosas. La Iglesia no tiene manos, ni pies. Tampoco sexo, preferencias sexuales ni perversiones. Son los hombres dentro de ella, los que tienen manos y pies. Los que son célibes o no lo son. Los que pueden o no tener aberraciones de cualquier tipo.

Supongamos que la Iglesia Católica es una gran familia. En una familia, más aún si es numerosa, puede haber de todo. En medio de ese todo seguramente habrá: el rebelde, el desadaptado, el vago, el inoportuno, el intolerable, el indeseable, el drogadicto, y en ocasiones terribles, dolorosas y devastadoras el aberrado sexual.

Díganme ustedes, ¿qué culpa tiene la familia?

2 comentarios

  1. La claridad de su visión deja en la intemperie a cada aspirante al poder con la máxima demagógica de que mientras se les de , todo está bien. Recuerdo haber en algún momento criticado las piscinas construidas en barrios donde supuestamente la gente no puede pagar por su uso , lo cual yo no lo creo . Todos , pueden pagar un mínimo por el uso de esos servicios públicos que ayuden al mantenimiento. Pero quienes como Nebot , creen que la gratuidad es una buena manera de ganar adeptos se niegan a reconocer que esas políticas de usar los vienes públicos para conseguir lealtades no es más que demagogia.

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