Con ocasión del Bicentenario de la Independencia de la ciudad de Guayaquil, es lógico que la Visión de ambos actores (Olmedo y Bolívar) de la Independencia de la Corona Española, se pretenda minimizar, la Visión del uno con relación a la Visión del otro: ambos, héroes de la Independencia de lo que ahora es nuestro ECUADOR.
Olmedo, creó la Provincia Libre de Guayaquil y la dirigió por espacio de algo más de un año. Logrado este temprano movimiento independentista, y luego, hizo esfuerzos para lograr la independencia del Estado de Quito.
Bolívar, por su parte, tenía una visión más amplia del tema de la Independencia de los dominios de España. Para Bolívar, debería liberarse del Dominio español, los Estados de la hoy Venezuela, Nueva Granada, La Real Audiencia de Quito, el Virreinato del Perú y Bolivia, para decidir, una vez lograda la Independencia, una sola Nación.
Colombia o la gran Colombia, que contrarrestaría la influencia y poderío económico de los actuales países: Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, y en el Norte: Los EE.UU (USA), México, Centroamérica y las Antillas en el Caribe. Dado que el objetivo de Bolívar era darle una mayor importancia al Comercio Internacional, que durante la Colonización española, se hacía principalmente a través de Lima y Callao, y de México y Centroamérica, cuya intermediación posiblemente desfavorecía a los países latinoamericanos ya mencionados en el párrafo trasanterior.
Ambos, tanto Olmedo como Bolívar, fueron grandes idealistas, contribuyeron por igual, con sus fortunas a pagar los movimientos independentistas, con sus influencias en sus respectivos terruños y con sus amistades, fuera de la Ciudad de Guayaquil y de Caracas.
La Independencia latinoamericana tiene un largo recorrido en la historia de estos 200 años y sobre todo en sus inicios.
Es justo, en mi criterio, reconocer en esta dura tarea independentista, a Miranda, a Bolívar, a Sucre, a Santander, a Juan Jose Flores, a Olmedo a Rocafuerte, a Lamar, a Leon de Febres Cordero, a Villamil, a Roca, a Luzarraga, y a tantos otros héroes de la independencia latinoamericana, en este gran sector de América del Sur. ASÍ COMO A LOS PRECURSORES DE LA INDEPENDENCIA: FRANCISCO EUGENIO DE SANTA CRUZ Y ESPEJO, MORALES Y QUIROGA, ENTRE OTROS.
Pensar que Guayaquil, nada le debe a Bolívar, por haber desconocido la creación de la Provincia Libre de Guayaquil y haber llegado a nuestra ciudad, para entrevistarse con San Martín, con 3000 hombres en armas, para decidir su destino, después de la Batalla del Pichincha, es de cierta manera tener algo de miopía histórica, respecto del movimiento de la liberación de España. BIEN PODRÍAMOS HABERNOS DIVIDIDO, pues los quiteños, eran más partidarios de la anexión a Colombia, y los guayaquileños al Perú. -(salvo Olmedo y unos cuantos patriotas guayaquileños)-.
Es de justicia reconocer que Olmedo, quería un Gobierno autónomo para Guayaquil, al igual que para Quito y para Cuenca, y sus zonas de influencias, una especie de República “Federal”, que lograra la unidad de los ecuatorianos y el manejo autónomo de sus rentas y sus riquezas.
La “verdad de la Milanesa”, no está del todo descifrada, para interpretar a los hombres y sus visiones en aquellos días del siglo XIX.
Dejemos que los historiadores ecuatorianos, en especial guayaquileños, vayan descubriendo más documentos históricos y auténticos, en bibliotecas, cartas, y en ocasiones. en polvorientos sótanos, para tener una mejor evaluación de las visiones y del rol de nuestros héroes, de aquellos días.
Que Villamil, (+), Antonio Gomez Iturralde,(+) Julio Estrada Icaza (+), en sus escritos e investigaciones, Melvin Hoyos, Rodolfo Pérez Pimentel, Guillermo Arosemena Arosemena,, Jorge Uscocovich Salazar, Jorge Pino Vernaza, Roberto Aspiazu y tantos otros ecuatorianos y guayaquileños nos ilustren sobre las visiones de estos dos grandes líderes latinoamericanos.
En mi criterio, el uno y el otro, suman acciones históricas en momentos muy difíciles y peligrosos, para su propia vida, integridad y libertad personal.
No de otra manera entendería a Olmedo cantándole a Bolívar, en su triunfo después de la Batalla de Junín: “El trueno horrendo que en fragor revienta y sordo retumbando se dilata, por la inflamada esfera, al Dios anuncia que en el cielo impera, proclaman a Bolívar en la tierra, el Ärbitro de la Paz y de la Guerra”.